Según el New York Times, líderes políticos y militares de Estados Unidos y Ucrania están preocupados por el control que tiene el director ejecutivo de SpaceX, Elon Musk, sobre el mercado de las comunicaciones por satélite.
Específicamente, los altos mandos de ambos países están preocupados porque el ejército ucraniano depende en gran medida del servicio Starlink, pero Musk ha restringido el acceso al servicio satelital varias veces durante la guerra.
Starlink utiliza geofencing para restringir dónde está disponible el servicio en primera línea. Pero, por ejemplo, en un momento, Musk negó la solicitud del ejército ucraniano de activarlo cerca de la península de Crimea, el territorio controlado por Rusia, lo que afectó la estrategia en el campo de batalla.
Además, a fines del año pasado, unas 1.300 terminales Starlink dejaron de funcionar en el país después de que el gobierno ucraniano no pudiera pagar la tarifa mensual de US$ 2.500 dólares por cada unidad.
Por ello, ante esta situación, los funcionarios ucranianos han comenzado a hablar con otros proveedores de Internet satelital, aunque reconocieron que ninguno rivaliza con el alcance de Starlink. Al menos nueve países, entre ellos Estados Unidos, han cuestionado el poder de Musk sobre la tecnología, aunque pocos lo han hecho públicamente.
Se cree que Taiwán es reacio a usar Starlink debido a los vínculos comerciales de Musk con China. Recientemente, SpaceX lanzó otros 22 satélites Mini Starlink v2 como parte de la flota de segunda generación de la compañía.
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