Según la Agencia Espacial Europea (ESA),hay unas 10.900 toneladas de basura espacial sobrevolando a más de 500 kilómetros sobre la Tierra.
Por ello, para resolver el problema, un grupo de expertos argentinos proponen acciones como “aprobar una legislación internacional” para regular la actividad y mejorar la sustentabilidad de la industria espacial.
El pasado 11 de agosto, la ESA difundió un documento en el que detalló que, desde el inicio de la carrera espacial en 1957, cuando la URSS lanzó su satélite Sputnik, ya se pusieron en órbita 15.760 satélites. Pero el gran problema es que, mientras que la mitad de esos continúa funcionando, la otra parte ya se habría convertido en chatarra.
En este sentido, una de las grandes preocupaciones es que la mayoría de estos residuos hoy en día continúan orbitando, por lo que existe un gran riesgo de que impacten contra otros objetos operativos (ya se registraron 640 explosiones y colisiones en los últimos 60 años) o que incluso caigan en la Tierra.
La primera colisión espacial se registró en 1996, cuando el satélite francés Cerise colisionó con un desecho del cohete Ariane-1 H-10, de la ESA.
Buscando soluciones
Ante la magnitud del problema, agencias espaciales, organizaciones no gubernamentales y empresas privadas están impulsando acciones para regular la actividad.
Un ejemplo de esto es el de la argentina Laura Moreschi, que desde hace dos años se desempeña como ingeniera de Orbitas y Misiones de la Dirección de Observación de la Tierra de la ESA.
Moreschi forma parte de un equipo de cinco ingenieras que asisten las misiones de la serie de satélites Copérnico y una de sus tareas es estimar el combustible que va a utilizar cada satélite durante los 12 años previstos para su vida útil.
“Una de las variables que tenemos que calcular es el gasto de combustible para evitar la colisión con chatarra espacial”, indicó, citada por Télam.
Además, se refirió a la necesidad de comenzar a poner en marcha acciones que mejoren la sustentabilidad de la industria espacial y regulen la actividad: “Es urgente aprobar una legislación internacional. Hoy no existe una norma de carácter obligatorio que indique qué cantidad de satélites se puede poner en el espacio y qué hay que hacer con los objetos que ya están dando vueltas”.
“Incluso cuando reingresan los satélites, y se intenta que caigan en el océano para evitar el riesgo sobre zonas pobladas, estamos generando un cementerio en el mar, sin saber las consecuencias. Obviamente no es una solución de largo plazo”, agregó.
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