Como se sabe desde hace bastante tiempo, el viento solar es una característica omnipresente de nuestro sistema solar: Este flujo de alta velocidad de partículas cargadas, procedentes del sol, llena el espacio interplanetario y, en la Tierra, desencadena tormentas geomagnéticas. Además, provoca deslumbrantes auroras (luces del norte y del sur) en latitudes altas.
Sin embargo, pese a que se sabe de su existencia, aún no está claro exactamente cómo el sol genera el viento solar, aunque las nuevas observaciones realizadas por la nave espacial Solar Orbiter podría proporcionar una respuesta.
Los investigadores dijeron que la nave ha detectado numerosos chorros relativamente pequeños de partículas cargadas expulsadas intermitentemente de la corona (la atmósfera exterior del Sol) a velocidades supersónicas durante 20 a 100 segundos.
Los chorros emanan de estructuras de la corona, denominadas agujeros coronales, donde el campo magnético del Sol se extiende hacia el espacio en lugar de retroceder hacia la estrella.
Los chorros picoflare
Estos se denominan “chorros picoflare” debido a su tamaño relativamente pequeño y surgen de zonas de unos cientos de kilómetros de ancho, diminutas si se comparan con la inmensa escala del Sol, que tiene un diámetro de 1,4 millones de km.
“Sugerimos que estos chorros podrían ser en realidad una fuente importante de masa y energía para sostener el viento solar”, dijo el físico Lakshmi Pradeep Chitta, del Instituto Max Planck para la Investigación del Sistema Solar en Alemania.
El viento solar se compone de plasma (gas ionizado o gas en el que los átomos pierden sus electrones) y es principalmente hidrógeno ionizado.
“A diferencia del viento de la Tierra que circula por el globo, el viento solar es expulsado hacia el espacio interplanetario”, dijo Chitta.
“La Tierra y los demás planetas del sistema solar se mueven a través del viento solar mientras orbitan alrededor del sol. El campo magnético y la atmósfera de la Tierra actúan como escudos y protegen la vida al bloquear las partículas dañinas y la radiación. Pero el viento solar se propaga continuamente hacia afuera del sol e infla una burbuja de plasma llamada heliosfera que abarca los planetas”, agregó Chitta. La heliosfera se extiende entre 100 y 120 veces más que la distancia de la Tierra al sol.
Solar Orbiter nos “ilumina”
Los datos para el estudio fueron obtenidos el año pasado por uno de los tres telescopios de un instrumento llamado Extreme Ultraviolet Imager a bordo del Solar Orbiter, una sonda de observación construida por la Agencia Espacial Europea y la NASA, que fue lanzada en 2020.
El Solar Orbiter estaba en ese momento a unos 50 millones de kilómetros del Sol, aproximadamente un tercio de la distancia que separa el Sol y la Tierra.
“Este hallazgo es importante ya que arroja más luz sobre el mecanismo físico de la generación de viento solar”, dijo el físico Andrei Zhukov del Real Observatorio de Bélgica.
La existencia del viento solar fue predicha por el físico estadounidense Eugene Parker en los años cincuenta y verificada en los años sesenta.
“Aun así, el origen del viento solar sigue siendo un enigma de larga data en astrofísica”, dijo Chitta, y agregó que “un desafío clave es identificar el proceso físico dominante que lo impulsa”.
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