Gracias al telescopio espacial James Webb, un grupo de científicos de la NASA confirmó la presencia de dióxido de carbono en Europa, la luna de Júpiter.
Webb descubrió que el dióxido de carbono es más abundante en una región llamada Tara Regio, un área geológicamente joven de terreno, también conocida como “terreno del caos”.
Un dato clave es que el carbono se habría originado en el océano subterráneo y no fue transportado por meteoritos u otras fuentes externas.
Además, la cantidad CO2 descubierta indica que procede de una fuente interna de carbono, lo que implica que se formó en el océano subsuperficial de Europa y salió a la superficie en una escala de tiempo geológicamente reciente. El hallazgo es fundamental a la hora de intentar determinar la habitabilidad o no del océano de Europa.
Investigaciones anteriores ya habían confirmado que, debajo de su corteza de hielo de agua, se encuentra un océano salado de agua líquida con un fondo marino rocoso.
La opinión de los expertos
“En la Tierra, a la vida le gusta la diversidad química: cuanta más diversidad, mejor. Somos vida basada en el carbono. Comprender la química del océano de Europa nos ayudará a determinar si es hostil a la vida tal como la conocemos o si podría ser un buen lugar para la vida”, explicó el autor principal de la investigación, Gerónimo Villanueva, del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland.
Por su parte, otra de las investigadoras, Samantha Trumbo, de la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York, agregó que “ahora creemos que tenemos evidencia observacional de que el carbono que vemos en la superficie de Europa proviene del océano. Eso no es algo trivial. El carbono es un elemento biológicamente esencial”.
En octubre de 2024, la NASA lanzará su nave espacial Europa Clipper con el objetivo de realizar decenas de sobrevuelos sobre Europa y averiguar si la región posee condiciones adecuadas para la vida.
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