En los últimos días, la nave Osiris-Rex ha estado en el centro de atención tras entregar a la Tierra muestras del asteroide Bennu.
Específicamente, el pasado domingo Osiris-Rex lanzó una cápsula con 250 gramos de Bennu, la muestra más grande de un asteroide que jamás haya llegado a nuestro planeta.
Así, llegó a su fin la misión de casi siete años de la NASA, aunque el viaje de Osiris-Rex continúa, ya que están en camino para estudiar otro asteroide.
La nave, que fue rebautizada como Osiris-Apex (“Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification and Security-APophis Explorer”), se dirige hacia el asteroide Apophis, al que llegará en 2029.
Apophis, que mide unos 366 metros de diámetro, se acercará a 32.187 kilómetros de la Tierra en aproximadamente cinco años y medio, lo que está más cerca que los satélites que orbitan nuestro planeta y 10 veces más cerca que la Luna.
Se calcula que, una hora después de que Apophis (nombre del dios egipcio del caos y la oscuridad) se acerque a la Tierra, el 13 de abril de 2029, Osiris-Apex utilizará la gravedad de nuestro planeta para entrar en una órbita alrededor del asteroide y acercarse estudiarlo durante 18 meses.
La nueva misión
En esta ocasión, la nave no podrá recolectar una muestra de Apophis, descubierto en 2004, porque el cabezal de recolección estaba incluido en la cápsula con la muestra de Bennu entregada a la Tierra. Sin embargo, Osiris-Apex utilizará sus propulsores de gas para intentar levantar polvo y pequeñas rocas para estudiarlas.
Apophis es un asteroide de tipo S, o pedregoso, a diferencia de Bennu, que es un asteroide de tipo C, o carbonoso: estos últimos están hechos de arcilla y rocas de silicato, mientras que los primeros están compuestos de materiales de silicato y níquel-hierro.
En este sentido, los pedregosos son parte de la clase más común de asteroides potencialmente peligrosos que representan una amenaza para la Tierra.
Por lo tanto, la capacidad de la nave espacial para orbitar cerca del asteroide puede revelar la resistencia de su superficie y cuánto desgaste soportan en el entorno espacial.
Comprender su composición y otros detalles que solo pueden obtenerse desde una órbita cercana podría ayudar a determinar la mejor manera de desviar tales asteroides si se predice que están camino a impactar con la Tierra.
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