Gracias a los avances tecnológicos, el desarrollo de satélites es cada vez más complejo, pero, al mismo tiempo, prometedor. Por ello, en plena carrera espacial, la CONAE no quiere quedarse atrás.
De cara al 2027, la CONAE prevé lanzar la primera misión de la serie SARE (Sistema Argentino de Alta Revisita), del programa de Arquitectura Segmentada, que representan un nuevo paradigma en materia de tecnología espacial.
Hasta el momento, la CONAE desarrolló satélites monolíticos, cada uno de los cuales cuenta con recursos o instrumentos en un solo segmento, como son los de la serie SAC y la constelación SAOCOM 1.
Pero los nuevos satélites volarán en formación, compartirán recursos, se comunicarán en el espacio y cooperarán entre ellos de forma autónoma, al combinar información de sus instrumentos.
El nuevo concepto espacial involucra la puesta en órbita de “enjambres” de pequeños satélites del tipo smallsat, con un peso de entre 100 y 250 kg, que poseen tiempos de producción y fabricación más reducidos que los actuales y requieren menores costos. El término enjambres remite a un conjunto de satélites volando en una configuración de visibilidad mutua en la misma órbita.
Entre las tecnologías a incorporar en los nuevos artefactos se encuentran la comunicación entre satélites, la inteligencia artificial tanto en tierra como a bordo y la capacidad de vuelo en formación, cuyo primer modelo se va a validar con la misión de demostración tecnológica ALOFT.
La Arquitectura Segmentada permitirá abarcar una diversidad de misiones como, por ejemplo, repartir las memorias de una misión en dos satélites, ubicando la memoria redundante (cuando se repite una pieza para que funcione en el caso de que falle la primera) en un segundo segmento, y desarrollar la capacidad para que se comuniquen entre ellos.
También se podría tener dos instrumentos en diferentes segmentos que vuelan cerca y cuentan con una geometría de visión similar, para captar imágenes desde diferentes ángulos en momentos precisos.
Además, se se podrá incrementar las capacidades de un sistema que ya está en órbita, agregando segmentos que mejoren sus prestaciones. Por ejemplo, esto se lograría si se suman capacidades de captación a un satélite operativo, lanzando otro para que vuele cerca con una nueva memoria y una mayor capacidad de procesamiento, y que se puedan comunicar entre sí en el espacio para transferir los datos de un satélite a otro.
Las próximas misiones
La iniciativa de la CONAE involucra el diseño de una nueva plataforma de servicios estándar y multipropósito, llamada Patagonia, que se caracteriza por ser flexible.
El primer lanzamiento de la serie SARE, previsto para 2027, estará orientado a validar la plataforma de servicios y probar un instrumento, que a la vez será un prototipo reducido de la electrónica central del radar de apertura sintética (SAR) del SAOCOM 2, para medir la altura de olas, por ejemplo.
Además, este primer satélite incluirá un instrumento denominado AIS (Sistema de Identificación Automática), que se ocupa de identificar los barcos de pesca que son colaborativos, y llevará a bordo un Sensor del Sistema de Navegación Global (GNSSR, por sus siglas Global Navigation System Sensor), que funciona de manera similar a un radar, con el cual se podrá determinar la velocidad de viento en el océano y la humedad de suelo, entre otras aplicaciones.
En 2028 se pondría en órbita un satélite SARE en su versión beta, que serviría para el monitoreo ambiental en la tierra y en el agua, incluyendo el seguimiento de incendios en todas sus fases (alerta, durante el incendio, impacto y recuperación).
Por último, un objetivo clave del programa de Arquitectura Segmentada es lograr una producción en serie que facilite, como punto de partida, la programación de dos lanzamientos anuales a partir de 2029.
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