El Instituto Gulich y la Escuela de Nutrición de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), publicaron un trabajo científico donde explican el vínculo que existe entre el ambiente y las enfermedades cardiometabólicas, como diabetes, hipertensión y síndrome metabólico.
El trabajo, publicado en la edición de noviembre de 2023 de la revista científica Geospatial Health, tiene como autores principales a Matías Scavuzzo y Micaela Campero, investigadores del Instituto Gulich, perteneciente a la CONAE y a la UNC; y Daniela Defagó, docente de la Escuela de Nutrición de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC e investigadora asistente del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (INICSA)-CONICET.
Dimensión geoespacial
El objetivo de la investigación fue explorar las prevalencias de las enfermedades cardiometabólicas, con hincapié en la diabetes y el síndrome metabólico, analizar los factores de riesgos asociados y la relación con las características del ambiente, en base a información generada con sensores remotos y datos de campo.
Defagó, directora del proyecto, advirtió que estas patologías se extienden en las personas principalmente por una mala alimentación y por la falta de actividad física. Pero aún no estaba determinado cómo el ambiente también influía en la problemática.
“Así que empezamos a pensar cómo analizar el entorno en el cual crecemos y nos desarrollamos, y decidimos incorporar a nuestro proyecto la dimensión geoespacial, más allá de las mediciones clásicas que hacemos a los pacientes”, explicó Defagó.
La investigación involucró al Servicio de Cardiología del Hospital Nacional de Clínicas, de la UNC, donde se analizaron 345 pacientes por su historia clínica y alimentaria, provenientes de Córdoba capital y del Área Metropolitana.
“Indagamos acerca de qué comen, cuál es su actividad física y si consumen tabaco o alcohol, por ejemplo. Además, incorporamos otras variables para estudiar el entorno, consultando dónde viven y cómo es ese espacio, y geolocalizamos a cada paciente”, dijo Defagó.
En base a este trabajo, hallaron que la mayor parte de los pacientes tenían una calidad de dieta pobre y hacía poca actividad física. Además, la mayoría tenía antecedentes de enfermedades no transmisibles: 22% tenía diabetes y 44% síndrome metabólico.
En base a estas cifras, el equipo analizó la característica de los ambientes donde viven estas personas: se evaluó el entorno de cada paciente en base a un índice de vegetación, un índice de urbanización o de área construida, y un índice de unidades de suelo.
Además, se incorporaron imágenes satelitales de la misión Landsat 8 sobre un área de 50 metros alrededor de cada domicilio geolocalizado.
Zonas de riesgo
Entre los hallazgos se descubrió que alrededor de las casas de las personas que presentan diabetes y síndrome metabólico hay una menor cantidad de vegetación, mientras que, como contrapartida, las zonas más vegetadas corresponden a entornos donde no hay casos de síndrome metabólico.
Además, se descubrió que a mayor cantidad de índices de vegetación y a menor área construida, disminuye el riesgo de encontrar diabetes. El análisis espacial permitió observar que hay una agrupación significativa de diabetes al noroeste de la ciudad de Córdoba y el Gran Córdoba.
La prevalencia dentro de ese clúster alcanzó al 40% de la población, casi el doble de los resultados esperados, por lo que se concluyó que es una zona de alto riesgo, debido a las altas posibilidades de tener diabetes.
El mapa elaborado a partir de estos estudios también permite visualizar una serie de hotspot, o puntos calientes, donde se superponen los sitios con mayor prevalencia de diabetes y síndrome metabólico.
En síntesis, los resultados indican que las personas que habitan en grandes urbes son más propensas a contraer enfermedades cardiometabólicas, respecto de quienes viven en áreas verdes, residenciales, periurbanas o rurales.
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