Actualmente, los tipos de estrellas más común en la Vía Láctea son las enanas rojas, las cuales son mucho más pequeña y menos luminosa que el Sol.
Hasta hace poco tiempo, se creía que estas estrellas simplemente no son lo suficientemente grandes como para albergar planetas mucho más masivos que la Tierra.
Sin embargo, recientemente se descubrió que un planeta con al menos 13 veces la masa de la Tierra está orbitando muy cerca de una enana roja que tiene apenas el 11% de la masa del Sol. Por lo tanto, la relación de masas de este planeta con su estrella es 100 veces mayor que la de la Tierra y el Sol.
“Descubrimos un planeta que es demasiado masivo para su estrella”, dijo el astrónomo de Penn State Suvrath Mahadevan, uno de los líderes del estudio.
Las características
La estrella, llamada LHS 3154, está relativamente cerca de nosotros, a unos 50 años luz de la Tierra. E incluso, tal como explica el astrónomo Princeton Guðmundur Stefánsson, autor principal del estudio, “apenas es una estrella, ya que tiene una masa justo por encima del límite para sustentar la fusión del hidrógeno para ser considerada una estrella”.
Por su parte, el planeta, llamado LHS 3154 b, orbita aproximadamente al 2,3% de la distancia orbital de la Tierra desde el Sol, dando vueltas alrededor de su estrella cada 3,7 días.
Incluso, está mucho más cerca del Sol que Mercurio, el planeta más interno de nuestro sistema solar. El planeta puede ser similar en tamaño y composición a Neptuno, cuyo diámetro es aproximadamente cuatro veces el de la Tierra.
Las estrellas se forman cuando densas acumulaciones de gas y polvo interestelar colapsan bajo su propia atracción gravitacional. Y, una vez que nace una estrella, el material sobrante forma un disco giratorio a su alrededor que alimenta el crecimiento estelar y, a menudo, da lugar a planetas.
Pero la gran pregunta es ¿Cómo una enana roja podría albergar un planeta de este tamaño?
Para Mahadevan, “el disco de formación de planetas alrededor de las estrellas es sólo una pequeña fracción de la masa estelar, y se espera que crezca con esa masa. Por lo tanto, una estrella de muy baja masa debería tener un disco que también sea de baja masa. Un disco así no debería ser suficiente para dar origen al planeta que descubrimos”.
“Este planeta plantea interrogantes sobre cómo se forman los planetas alrededor de las estrellas de menor masa, porque antes se pensaba que tales estrellas sólo podían formar pequeños planetas terrestres similares a la Tierra”, agregó Stefánsson.
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