En un fascinante desarrollo astronómico, dos telescopios de rayos X de la NASA captaron un enigmático estallido de ondas de radio, conocido como FRB (Rápida Ráfaga de Radio, por sus siglas en inglés), apenas minutos antes y después de su ocurrencia. Esta observación sin precedentes arroja luz sobre estos fenómenos radioeléctricos extremos, proporcionando una perspectiva única que desafía nuestra comprensión previa.
Las FRB, a pesar de su brevedad, liberan energía equivalente a la producida por el Sol en un año. Distinguiéndose de otras explosiones cósmicas, estas ráfagas forman un rayo láser, y su origen a menudo es difícil de determinar debido a su corta duración. Antes de 2020, las FRB rastreadas se originaban fuera de nuestra galaxia, pero un magnetar en la Vía Láctea alteró esta narrativa al generar una FRB estudiada en detalle por los telescopios NICER y NuSTAR de la NASA.
Este magnetar, denominado SGR 1935+2154, exhibió una desaceleración sorprendentemente rápida entre dos fallos, períodos en los que el objeto giraba más rápido. Este fenómeno, documentado en un estudio reciente publicado en Nature, desafía las expectativas anteriores sobre la duración de la desaceleración en un magnetar, sugiriendo eventos cósmicos en escalas de tiempo más cortas de lo anticipado.
Los científicos, al intentar entender cómo los magnetares producen ráfagas de radio rápidas, deben considerar variables complejas, incluida la densidad extrema de estas estrellas de neutrones. La rápida desaceleración del magnetar observada podría estar relacionada con la liberación de material interno debido a grietas en su superficie, un proceso similar a una erupción volcánica cósmica.
A pesar de este avance significativo, los investigadores señalan que se necesitan más datos para desentrañar completamente el misterio de las FRB y comprender todos los factores involucrados en la producción de estas misteriosas señales desde el espacio profundo.
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