Aunque la misión terminó antes de lo esperado, que el módulo Odysseus haya llegado a la Luna representa todo un logro para EE.UU. y, al mismo tiempo, una señal de alerta para China.
El jueves pasado, Odysseus, la primera nave espacial privada en aterrizar en la Luna, se apagó tras una semana en el satélite natural, ya que, al volcar, sus paneles solares quedaron mal ubicados y no pudo recargar su batería.
Sin embargo, el alunizaje de Odysseus, que llevó al satélite varias cargas de la NASA, representó la vuelta de EE.UU. a la Luna después de más de cincuenta años.
Esto explica que tanto los ejecutivos de Intuitive Machines, dueña del módulo, como de la NASA elogiaron el aterrizaje lunar “suave” en sí como un avance clave en un nuevo capítulo de la exploración lunar.
Cabe recordar que este fue el primer alunizaje bajo el programa Artemisa de la NASA, que tiene como objetivo enviar nuevamente astronautas a la Luna antes de que finalice la década.
Por eso, este mismo año Intuitive lanzará dos módulos más hacia la Luna para comenzar a preparar el terreno para el regreso planificado de los astronautas al satélite natural.
Para la NASA, es de vital importancia que esto se concrete antes de 2030, ya que sus funcionarios creen que, si China llega primero, podría “apoderarse” de la Luna y prohibir que otros países envíen sus equipos allí.
Por ello, el “éxito” de Odysseus también representa una advertencia para China, aunque Pekín está lejos de retirarse de la nueva carrera espacia: recientemente, la Agencia Espacial Tripulada de China dijo que pretende llevar a los primeros astronautas chinos a la Luna antes de 2030.
China coordinará y promoverá la aplicación y el desarrollo de su estación espacial y la exploración lunar tripulada este año, agregó la agencia. Hasta ahora, Estados Unidos es el único país que ha enviado seres humanos a la Luna.
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