China ha desarrollado un sistema de catapulta electromagnética sin precedentes para sus futuros portaaviones: con un principio de funcionamiento similar a la tecnología utilizada en los vehículos eléctricos, el sistema podría reducir el costo de la catapulta de aviones y, al mismo tiempo, aumentar el rendimiento y la confiabilidad de los mismos.

El dispositivo puede lanzar un avión de 30 toneladas de cero a 70 metros por segundo en tan sólo 2,1 segundos. Esto representaría casi el doble del peso del caza furtivo J-20, que actualmente es demasiado pesado para un portaaviones.

En comparación, los sistemas tradicionales de catapulta electromagnética suelen requerir más de tres segundos para acelerar un avión de combate de 13 toneladas a 66 metros por segundo.

El nuevo dispositivo también puede detener por completo un avión, que se acerca a 72 metros por segundo, en 2,6 segundos, cumpliendo plenamente los requisitos militares.

Los científicos involucrados en el proyecto creen que la nueva catapulta podrá liberar espacio en la cubierta de los portaaviones y brindar a otros buques de guerra destreza en ataques aéreos de largo alcance. 

¿Cómo funciona la catapulta?

Los coches eléctricos utilizan motores de torsión para lograr un rendimiento de aceleración muy superior al de los vehículos de combustible. 

Además, luego de que el conductor suelta el acelerador, se aprovecha la fuerza electromagnética para convertir la energía cinética del frenado en electricidad almacenada.

El principio de funcionamiento del nuevo dispositivo es similar: antes de catapultar, un motor de alta potencia impulsa un pesado volante para que gire a alta velocidad. 

Una vez que el avión está asegurado en la lanzadera catapulta, el volante pasa energía cinética a una rueda, que luego tira de la lanzadera a través de un cable de acero para aplicar fuerza al tren de aterrizaje del avión, acelerándolo hasta la velocidad de despegue.

Para detener un avión, simplemente se invierte el giro del volante, sin necesidad de engranajes adicionales.

Actualmente, el sistema de catapulta electromagnética para portaaviones utiliza una pista larga y recta para acelerar el avión, con una gran cantidad de bobinas electromagnéticas colocadas alrededor de la pista para generar empuje para una aceleración continua a medida que el avión avanza.

Estados Unidos, pionero en esta tecnología, ha equipado su portaaviones de última generación clase Gerald Ford con cuatro catapultas electromagnéticas de este tipo, aunque, desde su puesta en servicio, el sistema ha experimentado importantes problemas.

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