El tan ansiado primer vuelo de prueba tripulado de la nave espacial Starliner fue pospuesto a últimas horas del lunes y no se realizará hasta el viernes.
Starliner es la nave espacial que Boeing desarrolló para competir con SpaceX y, tras varios años de retraso, está lista para enviar a dos astronautas a la Estación Espacial Internacional.
Hace dos años, la cápsula completó su primer vuelo de prueba, sin tripulación, al laboratorio orbital, redimiéndose de lo que fue su rotundo fracaso en 2019.
Sin embargo, por el momento, la prueba deberá seguir esperando y, en este caso, la situación no es culpa de Boeing: la NASA detuvo el lanzamiento por una falla en el cohete Atlas V que llevará la nueva cápsula a la órbita.
Starliner estaba lista para despegar, pero su vuelo fue cancelado cuando quedaban menos de dos horas en la cuenta regresiva en el Centro Espacial Kennedy de la NASA, en Florida.
El aplazamiento fue atribuido a un problema con una válvula en la segunda etapa del cohete Atlas V proporcionado por United Launch Alliance (ULA).
En este sentido, el director ejecutivo de ULA, Tory Bruno, dijo que la válvula, que controla la presión del combustible en la etapa del cohete responsable de empujar a Starliner hacia la órbita, había estado “zumbando” de una manera que la compañía había notado antes de otras misiones no tripuladas.
Pero, teniendo en cuenta que en esta misión participarán astronautas, los funcionarios de lanzamiento decidieron retrasar la cuenta regresiva bajo reglas más sensibles.
Nueva ventana de oportunidad
La decisión de reprogramar el vuelo para el viernes se tomó después de que un equipo de ULA trabajara durante la noche para probar la válvula y examinar la gravedad del problema.
El vuelo marcará el primer viaje tripulado al espacio utilizando un cohete Atlas desde que se envió por primera vez a astronautas en vuelos orbitales para el programa Mercury de la NASA, en la década de 1960.
Una vez lanzada, la cápsula llegará a la estación espacial después de un vuelo de unas 26 horas y se acoplará al puesto de investigación en órbita a unos 400 km sobre la Tierra.
Aunque Starliner está diseñado para volar de forma autónoma, los astronautas pueden asumir el control de la nave espacial si es necesario.
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