Hace un par de semanas, la Tierra fue víctima de una histórica tormenta solar que generó increíbles auroras boreales a lo largo de todo el mundo.
Dicha tormenta fue originada en el campo magnético del Sol y, según un nuevo estudio, este último podría originarse a menos profundidad en el interior de la estrella de lo que se pensaba.
El 30% exterior del Sol está compuesto por un “océano” de gases agitados que se sumergen a más de 210.000 km por debajo de la superficie solar.
En este sentido, la investigación, que compara los nuevos modelos teóricos con las observaciones de la nave espacial SOHO que vigila el Sol, proporciona una fuerte evidencia de que su campo magnético se genera cerca de la parte superior de este océano, menos del 5% hacia adentro (32.000 km), en lugar de cerca del fondo, como se creyó durante mucho tiempo.
Por lo tanto, además de proporcionar información sobre los procesos dinámicos del Sol, los hallazgos podrían mejorar la capacidad de pronosticar tormentas solares como las que se registraron hace un par de semanas.
Cabe recordar que ese tipo de tormentas pueden producir daños potenciales a las redes eléctricas, las comunicaciones por radio y los satélites en órbita, por lo que poder predecirlas ayudaría a estar preparados para evitar futuras complicaciones.
El misterioso campo magnético
La mayoría de las estrellas tienen campos magnéticos, aparentemente generados por el movimiento de gases súper calientes en su interior.
El campo magnético siempre cambiante del Sol impulsa la formación de manchas solares (manchas oscuras cambiantes) en su superficie y desencadena erupciones solares que lanzan partículas cargadas calientes al espacio.
“Entre el 5% y el 10% superior del Sol es una región donde los vientos son perfectos para crear abundantes campos magnéticos a través de un fascinante proceso astrofísico”, explicó Geoffrey Vasil, autor principal del estudio.
Este proceso implica patrones de flujo rotacional de gases ionizados súper calientes, cargados eléctricamente, llamados plasma dentro del Sol.
“Si el plasma que constituye el Sol fuera completamente estacionario, sabemos que el campo magnético se desintegraría con el tiempo y no habría manchas solares ni otra actividad solar”, explicó el coautor del estudio, Daniel Lecoanet.
“Sin embargo, el plasma en el Sol se está moviendo, y ese movimiento es capaz de regenerar y mantener el campo magnético”, agregó.
“El campo magnético solar fluye y refluye en un patrón distinto, con manchas solares que emergen y luego desaparecen cada 11 años, lo que convierte al Sol en un reloj magnético gigante”, sentenció Vasil.
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