Rusia ha anunciado su ambicioso plan de tener unos 2.600 satélites en órbita para el año 2036, según informó Yury Borisov, jefe de la agencia espacial Roscosmos. Este objetivo se enmarca en el proyecto Sfera, que busca crear una constelación de satélites de comunicaciones similar a las estadounidenses Starlink y OneWeb británica.
El proyecto Sfera inicialmente contemplaba el lanzamiento de más de 600 satélites, pero los recortes presupuestarios han reducido esta cifra. Ahora, la meta es lanzar 360 satélites, aunque Borisov sostiene que el objetivo debería ser al menos 1.200. El gobierno ruso ha aprobado un presupuesto de 180.000 millones de rublos (aproximadamente 2.000 millones de dólares) para financiar 162 de estos satélites. Hasta el momento, se han asignado 95.000 millones de rublos, con una estrategia que prevé el lanzamiento de seis satélites geoestacionarios hasta el 2035. Sergei Prokhorov, director del proyecto Sfera, afirmó recientemente que ya hay fondos reservados para cuatro de ellos.
¿Es este objetivo realista?
Borisov ha declarado que se aspira a producir al menos 250 satélites anualmente para diversos fines, pero actualmente Rusia fabrica solo unos 15 al año, aunque cuenta con la capacidad de producir 40 anualmente. Pavel Luzin, experto en política espacial del think tank Center for European Policy Analysis, considera poco realista el objetivo de Roscosmos. Según Luzin, los satélites que Rusia planea lanzar cumplirán diversas funciones, como observación óptica, comunicaciones, meteorología, radar y servicio de televisión.
Luzin destacó que muchos de los satélites lanzados por Rusia desde 2022 fueron fabricados con componentes electrónicos occidentales adquiridos antes de las sanciones impuestas a raíz de la invasión a Ucrania. Esta dependencia de componentes importados plantea una contradicción fundamental para el ambicioso objetivo de Roscosmos. Luzin duda que Rusia pueda producir 250 satélites de alta calidad al año en tan poco tiempo, ya que la industria espacial rusa enfrenta serios problemas para obtener los componentes necesarios debido a las sanciones.
A pesar de las sanciones, Borisov ha afirmado que “la industria funciona de forma relativamente estable”. Sin embargo, la realidad es que Rusia puede encontrar algunos componentes en el mercado mundial, pero no en la cantidad suficiente para producir cientos de satélites.
Ajuste de prioridades en tiempos de guerra
En el contexto de la guerra, el Estado ruso ha ajustado sus prioridades en la producción de satélites, enfocándose principalmente en aquellos de doble uso, que pueden servir tanto a fines militares como civiles. Entre las prioridades se encuentran el satélite óptico de reconocimiento Razdan, un satélite radar de reconocimiento marino para la constelación Pion-NKS, dos satélites radar denominados Obzor-R y Kondor, y varios satélites de comunicaciones Glonass.
Denis Banchenko, ex empleado de Roscosmos, afirmó que una parte significativa de los satélites previstos, y probablemente todos, serán utilizados en interés del Ministerio de Defensa de la Federación Rusa para fines de inteligencia, vigilancia, navegación y comunicaciones. Esto subraya la creciente militarización del espacio en medio del conflicto actual.
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