Desde que estalló la guerra en Ucrania, allá por febrero de 2022, Europa se quedó sin acceso a los cohetes rusos Soyuz. Así, tras dar de baja su cohete Ariane 5, Bruselas tuvo que recurrir a SpaceX para lanzar algunos de sus satélites.
Sin dudas, esto generó una situación crítica para la Agencia Espacial Europea (ESA), que respiró un poco más aliviada el pasado 9 de julio, cuando su cohete Ariane 6 hizo su tan esperado debut desde la Guayana Francesa.
Pero, aunque esto último podría permitirle a la ESA recuperar el acceso autónomo al espacio, ahora le está trayendo problemas de tinte más geopolíticos.
Específicamente, el inconveniente es que al menos dos cohetes Soyuz-2 se encuentran guardados en silos en el puerto espacial de la ESA en la Guayana Francesa.
Durante un tiempo, mientras Europa no tuvo sus propios cohetes, esto no representaba un gran problema. Pero ahora que la ESA necesita el espacio, la agencia necesita tomar una decisión sobre qué hacer con los lanzadores rusos.
El inicio del conflicto
Roscosmos, que tenía un acuerdo con la ESA desde 2005, se retiró del Centro Espacial de Guayana en febrero de 2022.
Sin embargo, aunque la agencia espacial rusa retiró a todos sus ingenieros de la región, dejó allí cohetes con un valor cada uno de hasta US$ 80 millones y un peso de alrededor de 100 toneladas.
Según la agencia espacial francesa CNES, los cohetes están siendo almacenados de forma segura en los terrenos del puerto espacial y, por el momento, “no hay planes de enviarlos de regreso a Rusia”.
Sin embargo, la realidad es que los lanzadores rusos deben ser trasladados, ya que, además de los futuros lanzamientos del Ariane 6, hay programas para que las compañías privadas de cohetes usen el área de la antigua Roscosmos en el extremo norte del puerto espacial.
Pero el problema es que, dado que Roscosmos desplegó a sus propios ingenieros para instalar y alimentar los cohetes Soyuz-2, los equipos del CNES y la ESA no están capacitados para desmontarlos y moverlos.
Además, sin dudas entregarle a Rusia parte de su tecnología de prestigio mientras bombardea Ucrania tendrá altos costos políticos, aunque la realidad es que Bruselas y Moscú deberán llegar a un acuerdo.
Por ello, se espera que en la brevedad haya novedades sobre la tensa cuestión, la cual está siendo discutida por altos funcionarios de ambos actores.
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