De cara a lo que será el quinto vuelo del Starship, este fin de semana SpaceX realizó una nueva prueba de fuego estático de duración completa.
Una prueba de fuego estático implica que, con el cohete sujeto a la plataforma de lanzamiento, sus motores se encienden a máxima potencia durante algunos segundos.
La prueba, que mide la presión, temperatura y los gradientes de flujo del propulsor, permite comprobar la fuerza del cohete antes de su lanzamiento y así asegurar que todos los sistemas funcionan correctamente.
Por ello, teniendo en cuenta que el lanzamiento del Starship podría producirse a mediados de agosto, SpaceX realizó una prueba de fuego estático con la segunda etapa de la nave.
En este sentido, SpaceX encendió durante algunos segundos los seis motores Raptor de la etapa que se conoce como Starship (la primera etapa es el Super Heavy).
Respecto a lo que será el quinto vuelo del cohete más poderoso jamás construido, SpaceX intentará que, tras el despegue, la nave regrese a la Tierra y aterrice en la plataforma desde la que se lanzó.
La torre de lanzamiento cuenta con dos enormes brazos de “palillos” que están diseñados para atrapar al Super Heavy por sus aletas de rejilla.
Por lo tanto, el objetivo es que, tras regresar a la Tierra, el propulsor detenga su impulso y se quede momentáneamente en el aire para ser atrapado justamente por esos palillos.
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