El pasado 20 de julio, se cumplieron 55 años de la llegada de la misión Apolo 11 a la Luna.

Sin embargo, más de cinco décadas después de ese increíble suceso, los hallazgos de esos astronautas y sus sucesores aún nos permiten seguir adquiriendo conocimiento sobre el satélite natural.

Entre 1969 y 1972, los astronautas de la NASA descubrieron que la Luna poseía una atmósfera bastante tenue.

Pero ahora, al analizar qué formas de dos elementos, el potasio y el rubidio, estaban presentes en nueve pequeñas muestras de suelo de cinco misiones Apolo, los investigadores determinaron que la atmósfera lunar fue creada y se sostiene principalmente por los efectos de los meteoritos, grandes y pequeños, que golpean su superficie.

“Los impactos de meteoritos generan altas temperaturas que oscilan entre los 2.000 y los 6.000 grados Celsius (3.600 y 10.800 grados F). Estas temperaturas extremas derriten y vaporizan las rocas en la superficie lunar, de manera similar a cómo el calor vaporiza el agua, liberando átomos a la atmósfera”, explicó la científica Nicole Nie, autora principal del estudio.

La atmósfera lunar es extremadamente delgada y técnicamente se clasifica como una exosfera, lo que significa que los átomos no chocan entre sí porque su número es muy escaso, en contraste con la atmósfera gruesa y estable de nuestro planeta.

“Las misiones Apolo llevaron instrumentos a la superficie lunar que detectaron átomos en el aire”, agregó Nie.

Nuevos descubrimientos

En 2013, la NASA envió la nave espacial robótica LADEE (Lunar Atmosphere and Dust Environment Explorer) a orbitar la Luna para estudiar su atmósfera y su entorno superficial.

Durante su misión, identificó dos procesos, conocidos como meteorización espacial, en funcionamiento: los impactos de meteoritos y un fenómeno llamado chisporroteo del viento solar.

“Los vientos solares transportan partículas cargadas de alta energía, principalmente protones, a través del espacio. Cuando estas partículas impactan en la Luna, transfieren su energía a los átomos de la superficie lunar, lo que hace que sean expulsados”, explicó Nie.

Pero ahora, el nuevo estudio mostró que los impactos representan más del 70% de la composición de la atmósfera de la Luna, mientras que la pulverización catódica del viento solar contribuye con menos del 30%.

La Luna ha sido bombardeada constantemente por meteoritos y algunos de los átomos lanzados por estos impactos vuelan hacia el espacio, mientras que el resto permanece suspendido sobre la superficie en una atmósfera que se repone regularmente a medida que aterrizan más meteoritos.

La atmósfera lunar contiene principalmente argón, helio y neón, junto con potasio y rubidio y posiblemente otros elementos en niveles menores.

Se extiende desde la superficie de la Luna hasta una altura de aproximadamente 100 km (la atmósfera de la Tierra se extiende hasta aproximadamente 10.000 km).

Sin embargo, Nie dejó en claro que “muchas preguntas importantes sobre la atmósfera lunar siguen sin respuesta. Ahora podemos abordar algunas de estas preguntas debido a los avances tecnológicos”.

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