Desde hace años, en el ámbito científico hay un acuerdo casi tácito de que un asteroide, de entre 10 y 15 kilómetros de ancho, se estrelló contra la península de Yucatán, en México, provocando la extinción de los dinosaurios.
Dicho suceso ocurrió hace unos 66 millones de años aunque, como consecuencia del impacto, el asteroide esparció sus escombros por todo el mundo y estos aún están presentes en algunas capas de la Tierra.
Así, gracias a esta particularidad, y a un nuevo análisis de estos escombros, se habrúa logrado demostrar que el asteroide se originó más allá de Júpiter en el sistema solar exterior.
Específicamente, este era un asteroide carbonáceo, o tipo C, llamado así debido a una alta concentración de carbono.
El estudio descartó que el asteroide fuera un cometa o que la capa de escombros hubiera sido depositada por vulcanismo, como algunos habían hipotetizado.
“Un proyectil originado en las afueras del sistema solar selló el destino de los dinosaurios”, explicó el geoquímico Mario Fischer-Gödde, de la Universidad de Colonia en Alemania, autor principal del estudio.
El impacto al final del período Cretácico excavó el cráter Chicxulub, de 180 km de ancho y 20 km de profundidad.
Esto ha generado que la capa de arcilla sea rica en metales como iridio, rutenio, osmio, rodio, platino y paladio, que son raros en la Tierra pero comunes en los asteroides.
En este sentido, los investigadores se centraron en el rutenio, específicamente en que las proporciones de isótopos de rutenio coincidían con las de otros asteroides carbonosos conocidos.
“El rutenio es especialmente útil en este contexto, ya que la firma isotópica en la capa de arcilla está compuesta casi en su totalidad por rutenio del asteroide y no del sedimento de fondo, y el rutenio muestra composiciones isotópicas distintas entre los materiales del sistema solar interior y exterior”, explicó el geocientífico y coautor del estudio Steven Goderis, de la Vrije Universiteit Brussel en Bélgica.
¿Dónde se originó el asteroide?
Los asteroides de tipo C, entre los objetos más antiguos del sistema solar, son el tipo de asteroide más común, seguidos de los rocosos de tipo S y los asteroides metálicos de tipo M.
Cabe aclarar que las diferencias de composición entre los asteroides surgen de la distancia a la que se formaron del Sol.
“Los asteroides de tipo C representan los bloques de construcción sobrantes de los planetas de gas y hielo del sistema solar exterior, mientras que los asteroides de tipo S son los principales bloques de construcción de planetas terrestres como la Tierra en el sistema solar interior”, explicó Fischer-Gödde.
“Todos los meteoritos que caen sobre la Tierra, que son fragmentos de asteroides de tipo C y tipo S, se originan en el cinturón de asteroides. Por lo tanto, parece ser más probable que el impactador (de finales del Cretácico) también se origine en el cinturón de asteroides”, dijo Fischer-Gödde.
“Pero también hay muchos cuerpos almacenados en el Cinturón de Kuiper y en la Nube de Oort (regiones mucho más allá del planeta más externo, Neptuno), y básicamente no se sabe mucho sobre la composición de estos cuerpos”, sentenció.
Como particularidad, los investigadores analizaron muestras de otros cinco impactos de asteroides, que datan de hace 37 a 470 millones de años, y encontraron que todos eran de tipo S, lo que demuestra la rareza del impacto de un asteroide carbonáceo.
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