Por Faustino Gamarra

En la era moderna, la industria tecnológica ha sido moldeada por una serie de visionarios cuyo impacto ha trascendido las fronteras del mundo digital, cambiando la vida cotidiana de millones.

Figuras como Bill Gates, Steve Jobs, Mark Zuckerberg y Elon Musk no solo redefinieron lo que es posible en el ámbito tecnológico, sino que también construyeron imperios que transformaron la economía global.

Desde los humildes comienzos de Gates en un garaje con Microsoft, hasta la audaz revolución de Jobs con Apple, la creación de la red social más influyente por Zuckerberg, y la ambición de Musk con Tesla y SpaceX, estos visionarios han establecido nuevos estándares para el éxito y la innovación.

En América Latina, Marcos Galperin ha seguido un camino similar con la creación de Mercado Libre. Desde sus inicios en 1999, Galperin convirtió una idea de comercio electrónico en una plataforma líder en la región, desafiando las limitaciones del mercado y ampliando las fronteras del comercio digital en América Latina. Su visión y perseverancia lo han llevado a construir una de las empresas más valiosas del continente, reflejando el impacto global de los líderes tecnológicos.

Cada uno de estos visionarios enfrentó desafíos y controversias, desde batallas legales sobre propiedad intelectual hasta luchas internas por la visión y la dirección.

Google versus Terravision

Estas historias de éxito y obstáculos en su camino ofrecen un contexto fascinante para explorar el caso de Google contra ART+COM/Terravision. Este conflicto legal no es solo una cuestión de derechos de autor y propiedad intelectual, sino un reflejo de cómo los gigantes tecnológicos de hoy lidian con las disputas sobre el control y el valor en un mercado en constante evolución.

El caso Terravision, aunque poco reconocido, ha establecido un precedente legal y académico importante para las industrias tecnológicas, las legislaciones y las universidades de varias partes del mundo. Los creadores de Terravision lograron reproducir el mundo entero de manera que cualquiera pudiera explorar virtualmente.

“Su creación, a veces denominada ‘la máquina de Dios”, permitía visualizar el mundo con tal detalle que los usuarios podían acercarse a cualquier calle o edificio. Sin embargo, a pesar de su innovadora obra, vieron cómo su reconocimiento fue eclipsado por un gigante tecnológico llamado Google.

Terravision fue fundada en 1993 como un proyecto artístico por ART+COM en Berlín, un colectivo de artistas y hackers, algunos de los cuales eran miembros del Chaos Computer Club. En 1994, ART+COM presentó una patente titulada “Método y dispositivo para la representación pictórica de datos relacionados con el espacio”. Un año después, en 1995, Deutsche Post (hoy conocida como Deutsche Telekom) se acercó a ART+COM buscando aplicaciones avanzadas para su red de alta velocidad VBN.

El proyecto de Terravision era una representación virtual en red de la Tierra que integraba imágenes satelitales, fotografías aéreas, datos topográficos y arquitectónicos. Esta aplicación interactiva en 3D permitía a los usuarios explorar y visualizar la superficie terrestre de manera realista y en tiempo real.

Los usuarios podían desplazarse libremente por este globo virtual, desde una vista global hasta acercamientos detallados, permitiendo una experiencia inmersiva en la que se visualizaban continentes, ciudades y, finalmente, modelos arquitectónicos precisos de edificios individuales. En los años noventa, esto era algo inimaginable, ya que las personas podían llegar a buscar, ubicar y visualizar sus hogares, escuelas y ciudades natales en cualquier parte del mundo en muy poco tiempo.

Para facilitar la navegación, se desarrollaron tres elementos clave: una esfera que simbolizaba el globo terráqueo para orientar el recorrido, un mouse 3D para simular el vuelo, y una pantalla táctil para interactuar con los objetos en el entorno virtual. Terravision fue pionera en ofrecer una navegación y visualización fluida dentro de un entorno de datos espaciales masivos, gestionados y distribuidos en servidores descentralizados alrededor del mundo. Estos datos se conectaban mediante una red de banda ancha, permitiendo su descarga y visualización en tiempo real.

Ubicándonos a finales de los años noventa y principios de los 2000, cuando todas estas tecnologías e innovaciones empezaban a surgir, ¿era viable patentar un programa de software completamente digital? La respuesta es claramente no.

La idea de encontrar un abogado dispuesto a asumir este desafío era prácticamente imposible, ya que ningún profesional jurídico en ese momento tenía el conocimiento necesario sobre estos programas.

Además, llevar adelante un proceso judicial de este tipo era una tarea absurda, dado que para la justicia de cualquier país resultaría extremadamente difícil resolver un litigio tan técnico y relacionado con tecnologías emergentes.

Pasaron varios años y el equipo de Terravision se sintió traicionado por Google, una empresa que presumía de altos principios éticos, pero que en este caso había actuado de manera deshonesta. En 2014, Art+Com, la empresa que respaldaba a Terravision, presentó una demanda por infracción de patente contra Google en los tribunales de Delaware. La batalla legal fue una auténtica odisea, con abogados reacios a enfrentarse a un gigante tecnológico como Google.

Los alemanes exigían una compensación de 700 millones de dólares, pero la justicia no estuvo de su lado. En 2017, perdieron el caso, dejando a los creadores de Terravision sin reconocimiento ni indemnización por su trabajo. Según los abogados de Terravision, el juez que presidió el caso estaba casado con una antigua directiva de Google, lo que generó serias dudas sobre la imparcialidad del juicio.

Más allá del resultado del proceso, este proyecto es un ejemplo temprano de colaboración global, donde los usuarios contribuyen colectivamente para construir una visión integral del planeta.

Sin embargo, su historia también sirve como recordatorio de cómo las innovaciones tecnológicas, a pesar de su genialidad, pueden ser eclipsadas por la influencia de grandes corporaciones. El caso de Terravision contra Google Earth sigue siendo un precedente significativo de los desafíos que enfrentan los innovadores cuando sus creaciones chocan con los intereses de los gigantes tecnológicos.

¿Cómo se posiciona Argentina?

Estos precedentes han sido fundamentales para el desarrollo del derecho informático, una rama cuestionada del derecho que regula las cuestiones jurídicas relacionadas con las tecnologías de la información y la comunicación. En Argentina, el derecho informático abarca áreas como la propiedad intelectual e industrial, regulando las tecnologías emergentes a través de diversas legislaciones.

La Ley 24.766, por ejemplo, protege los derechos de autor y conexos, mientras que la Ley 22.362 regula las patentes de invención y modelos de utilidad. Además, la Ley 27.444 establece un marco para la protección de datos personales y la ciberseguridad, asegurando un entorno legal adecuado para la gestión de las nuevas tecnologías y sus implicaciones.

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