La NASA confirmó que, próximamente, procederá con el desacoplamiento de la cápsula Starliner, que actualmente se encuentra en la Estación Espacial Internacional (EEI), para que regrese de forma autónoma a la Tierra.

La semana pasada, la agencia espacial dijo que los dos astronautas que volaron a la EEI en Starliner regresarán a casa en un vehículo de SpaceX en 2025.

La NASA tomó la difícil decisión luego de que se registraran importantes problemas con el sistema de propulsión de Starliner, los cuales fueron considerados demasiado arriesgados para el regreso tripulado de la cápsula.

Por ello, ahora decidió que Starliner regrese por su propia cuenta a la Tierra, aunque esto no sucederá antes del 6 de septiembre.

Se espera que el viaje de Starliner dure aproximadamente seis horas desde el desacoplamiento hasta el aterrizaje en el puerto espacial de White Sands, en Nuevo México.

Los equipos en nuestro planeta guiarán de forma remota la nave espacial a través de las maniobras necesarias para un desacoplamiento, reingreso y aterrizaje asistido por paracaídas seguros en el suroeste de los Estados Unidos.

La NASA también recordó que Starliner ya ha completado previamente una entrada y aterrizaje exitosos sin tripulación durante dos pruebas de vuelo orbital.

Un duro golpe para Boeing

En junio, cuando Starliner inició su misión de ocho días con loas astronautas Butch Wilmore y Suni Williams se creía que iba a ser un punto de inflexión para Boeing.

Con esta primera misión tripulada, la empresa esperaba obtener la tan esperada certificación de la NASA para realizar viajes espaciales tripulados.

Sin embargo, una misión que debía durar un poco más de una semana ya lleva ocho meses y contando.

Pero, más allá de los problemas con el sistema de propulsión, la verdadera humillación para Boeing es que Wilmore y Williams regresarán a la Tierra en una cápsula Crew Dragon de SpaceX, rival al que justamente Starliner buscaba desafiar.

Por ello, el nuevo CEO de Boeing, Kelly Ortberg, ahora debe decidir si seguir invirtiendo dinero en Starliner, ya que los analistas dudan que alguna vez sea rentable, o deshacer el negocio de las cápsulas y concentrarse en reconstruir la reputación de la división principal de fabricación de aviones.

Se estima que una misión de Crew Dragon cuesta alrededor de US$ 55 millones por asiento, mientras que la de Starliner es de unos US$ 90 millones.

Un momento crítico

Cabe recordar que Boeing no solo registró problemas con Starliner, sino que además lleva años de retraso y varios miles de millones de dólares por encima del presupuesto como contratista principal del cohete Space Launch System (SLS) de la NASA.

Según la NASA, hay profundos problemas con el control de calidad del SLS, además de que la fuerza laboral de Boeing en Michoud, Louisiana, “carece de suficiente experiencia, capacitación e instrucción en producción aeroespacial”.

Es probable que Boeing mantenga activo el programa Starliner, ya que ha experimentado peores resultados en otros programas de su negocio de defensa.

En el futuro, Starliner podría brindarles servicios a clientes distintos de la NASA, como estaciones espaciales privadas destinadas a reemplazar a la EEI después de 2030.

Además, para la NASA Boeing es un respaldo crucial para SpaceX, hasta ahora la única entidad estadounidense capaz de poner humanos en órbita.

Sin embargo, es posible que Boeing tenga que volver a hacer la misión de los astronautas a la EEI para que la cápsula espacial sea certificada por la agencia espacial estadounidense.

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