El próximo 5 de noviembre, Estados Unidos celebrará unas elecciones históricas en las que Kamala Harris y Donald Trump se disputarán la presidencia del país.

Sin embargo, en un mundo cada vez más interconectado, los rivales de Estados Unidos cada vez cuentan con más herramientas para interferir en los comicios norteamericanos.

Tal es así que, según una investigación de la empresa de inteligencia Graphika, una operación de influencia en las redes sociales chinas se está haciendo pasar por votantes estadounidenses para difundir mensajes divisivos antes de las elecciones.

Dicha campaña es parte de un conocido esfuerzo vinculado al estado chino que los analistas denominan “Spamouflage” o “Dragonbridge”, un movimiento que impulsa una mezcla de spam y propaganda dirigida en Internet.

Según los expertos, Spamouflage ha estado activo desde al menos 2017, pero ha intensificado sus actividades a medida que se acercan las elecciones, aprovechando miles de cuentas en más de 50 sitios web, foros y plataformas de redes sociales.

Algunas conclusiones

“La conclusión clave de este informe es que Spamouflage se ha vuelto más agresivo en sus esfuerzos por infiltrarse e influir en las conversaciones políticas de Estados Unidos”, aseguró Jack Stubbs, quien dirige el equipo de investigación de Graphika,

“Esto es importante porque muestra que las operaciones de influencia chinas dirigidas a Estados Unidos están evolucionando, participando en comportamientos engañosos más avanzados y apuntando directamente a estas divisiones orgánicas pero hipersensibles en la sociedad”, agregó Stubbs.

Sin embargo, como era de esperar, desde la parte china negaron las acusaciones: Liu Pengyu, portavoz de la embajada del Gigante Asiático en Washington, dijo que su país “no tiene intención y no interferirá en las elecciones estadounidenses, y esperamos que la parte estadounidense no haga de China un problema en las elecciones”.

Una cuestión interesante es que, a diferencia de otras campañas de interferencia, como la rusa de 2016 que intentó favorecer a Trump, los mensajes de Spamouflage no parecen favorecer a un lado del espectro político, ni a los demócratas ni a los republicanos.

En realidad, buscan amplificar las críticas existentes hacia la sociedad y el gobierno estadounidenses.

En julio, la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos publicó un informe sobre la interferencia electoral, señalando que China estaba “abordando estas elecciones presidenciales de Estados Unidos con más cautela y probablemente no planea influir en el resultado”.

Sin embargo, “estamos rastreando esfuerzos chinos para influir en el público estadounidense de manera más amplia”, sentenció.

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