En las últimas semanas, se ha remarcado en más de una ocasión que Starliner no pudo traer a su tripulación de regreso a la Tierra como consecuencia de que experimentó algunas fugas de helio.
Además, la misión Polaris Dawn de SpaceX también se ha retrasado debido a problemas de helio con sus equipos.
Por ello, la gran cuestión es por qué las naves espaciales y los cohetes usan helio y qué tiene de complicado.
¿Por qué helio?
El helio es inerte, no reacciona con otras sustancias ni se quema, y su número atómico es 2, lo que lo convierte en el segundo elemento más ligero después del hidrógeno.
Cabe recordar que los cohetes deben alcanzar velocidades y altitudes específicas para alcanzar y mantener la órbita.
En este sentido, un cohete más pesado requiere más energía, por lo que eso aumenta el consumo de combustible, además de que obliga a utilizar motores más potentes, que son más caros de desarrollar, probar y mantener.
Por su parte, el helio también tiene un punto de ebullición muy bajo (-268,9 °C o -452 °F), lo que le permite seguir siendo gas incluso en ambientes muy fríos.
Esta es una característica importante porque muchos combustibles para cohetes se almacenan en ese rango de temperatura.
¿Cómo se utiliza?
El helio se utiliza para presurizar los tanques de combustible, asegurando que el combustible fluya a los motores del cohete sin interrupción; y para sistemas de refrigeración.
Así, a medida que el combustible y el oxidante se queman en los motores del cohete, el helio llena el espacio vacío resultante en los tanques, manteniendo la presión general en el interior.
¿Es común que se registren fugas?
El pequeño tamaño atómico del helio y su bajo peso molecular significan que sus átomos pueden escapar a través de pequeños huecos en los tanques de almacenamiento y los sistemas de combustible.
Pero, gracias a que hay muy poco helio en la atmósfera de la Tierra, las fugas se pueden detectar fácilmente, lo que hace que el gas sea importante para detectar posibles fallas en los sistemas de combustible de un cohete o nave espacial.
¿Hay mejores alternativas?
Algunos lanzamientos de cohetes han experimentado con gases como el argón y el nitrógeno, que también son inertes y a veces pueden ser más baratos.
Por ejemplo, el nuevo cohete europeo Ariane 6 abandonó el helio de su predecesor Ariane 5: utiliza un novedoso sistema de presurización que convierte una pequeña parte de sus propulsores primarios de oxígeno e hidrógeno líquido en gas, que luego presuriza esos fluidos para el motor del cohete.
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