Aunque, en un principio, se creía que el quinto vuelo de prueba del Starship sería en agosto, ahora todo hace indiar que, con suerte, recién se concretará en noviembre, algo que no cayó para nada bien en SpaceX.
En junio, el cohete más poderoso jamás construido despegó por cuarta vez, alcanzando impresionantes hitos.
Para SpaceX, “Starship es el sistema de transporte espacial más grande y poderoso jamás desarrollado, y su diseño total y rápidamente reutilizable aumentará exponencialmente la capacidad de la humanidad para acceder y utilizar el espacio ultraterrestre”.
En este sentido, la empresa de Elon Musk ha detallado que “cada vuelo de Starship ha hecho un progreso tremendo y ha logrado objetivos de prueba cada vez más difíciles, lo que hace que todo el sistema sea más capaz y más confiable”.
Sin embargo, aunque la empresa ya está lista para una nueva prueba, sus miembros advirtieron que “seguimos atrapados en una realidad en la que se tarda más en hacer el papeleo del gobierno para autorizar el lanzamiento de un cohete que en diseñar y construir el hardware real. Esto nunca debería suceder y amenaza directamente la posición de Estados Unidos como líder en el espacio”.
Nuevos retrasos
Según SpaceX, la nave estelar y los vehículos superpesados para el vuelo 5 están listos para su lanzamiento desde la primera semana de agosto.
Dicha prueba de vuelo incluirá un intento innovador para devolver el propulsor Super Heavy al lugar de lanzamiento y atraparlo en el aire, lo que conlleva importantes desafíos.
Para SpaceX, “es comprensible que una operación tan única requiera tiempo adicional para analizarla desde la perspectiva de la licencia”.
“Desafortunadamente, en lugar de concentrar los recursos en el análisis crítico de la seguridad y colaborar en salvaguardas racionales para proteger tanto al público como al medio ambiente, el proceso de concesión de licencias se ha descarrilado repetidamente por cuestiones que van desde lo frívolo hasta lo evidentemente absurdo”, agregó.
En este sentido, la empresa considera que “a veces, estos obstáculos han sido impulsados por informes falsos y engañosos, basados en la histeria de mala fe de los detractores en línea o grupos de interés especial que han presentado la ciencia mal construida como un hecho”.
SpaceX apunta contra la FAA
Específicamente, SpaceX apuntó contra la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA), agencia responsable de otorgar licencias de vuelo.
Los últimos informes revelaron que la FAA retrasó el quinto vuelo del Starship hasta noviembre, principalmente para analizar denuncias sobre la posible contaminación que implicaría la prueba.
Pero para SpaceX, “este retraso no se basó en una nueva preocupación de seguridad, sino que se debió a un análisis ambiental superfluo. Las cuestiones medioambientales abiertas son ilustrativas de las dificultades a las que se enfrentan las empresas de lanzamiento en el actual entorno normativo para la concesión de licencias de lanzamiento y reentrada”.
“El deflector de llama de acero refrigerado por agua del Starship ha sido objeto de informes falsos, alegando erróneamente que contamina el medio ambiente o que ha operado de manera completamente independiente de la regulación”, sentenció SpaceX.
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