Aunque la inflación es un fenómeno conocido para la Argentina, en los últimos años, como consecuencia de la pandemia del Coronavirus, la mayoría de los países experimentaron importantes aumentos de precios.

Así, entre 2021 y 2022, países como Estados Unidos sufrieron su inflación más elevada en los últimos 40 años.

Por otra parte, en el caso argentino este es un problema que se viene arrastrando desde antes de la pandemia y, aunque la inflación se ha reducido significativamente este año, aún continúa por encima del 4%, lo que representa un importante problema para nuestro país.

Pero, mientras la mayoría de los países eleva sus tasas de interés o reduce su base monetaria para controlar la inflación, expertos advierten que un nuevo problema podría impulsarla nuevamente: la Inteligencia Artificial (IA).

Advertencias desde Canadá

El gobernador del Banco de Canadá, Tiff Macklem, explicó que la adopción de la IA por parte de las empresas podría aumentar las presiones sobre los precios al impulsar la demanda, aunque sus efectos completos no serán visibles en el corto plazo.

Macklem dijo que la fuerte inversión en tecnologías de IA ya estaba impulsando la economía y señaló el aumento de la demanda de electricidad a medida que se construyen nuevos centros de datos.

“A corto plazo, la IA podría impulsar la demanda más de lo que añade a la oferta a través de un crecimiento más rápido de la productividad”, explicó desde Toronto en una conferencia sobre IA.

“Si eso sucede, la adopción de la IA puede aumentar las presiones inflacionarias a corto plazo”, agregó.

¿Cómo deben utilizar la IA los bancos centrales?

Con el aumento de la adopción de la IA, los banqueros centrales, cuyo mandato principal es mantener una inflación estable y baja, han estado reflexionando sobre cómo utilizar la tecnología para predecir mejor los cambios en los precios al consumidor y el empleo.

En este sentido, Macklem consideró que se necesita comprender mejor cómo la IA afectaría a los trabajadores, los consumidores, la economía y la inflación.

“Cuando se combinan con un mundo más propenso a los shocks, los efectos de la IA sugieren que la inflación podría ser más volátil de lo que era en los 25 años anteriores a la pandemia”, consideró.

En junio, el Banco de Pagos Internacionales (BPI), que trabaja con bancos centrales de todo el mundo, instó a las entidades a aprovechar los beneficios de la IA, aunque advirtió que no deberían permitir que reemplace a los humanos a la hora de establecer las tasas de interés.

Para Macklem, no hay evidencia de que la mano de obra estuviera siendo desplazada por la IA a tasas que condujeran a disminuciones en el empleo total, aunque advirtió que sus efectos de amplio alcance eran difíciles de predecir.

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