El pasado 3 de octubre, el Sol emitió una fuerte llamarada que alcanzó su punto máximo a las 8:18 am ET.
Las erupciones solares son potentes explosiones de radiación que no pueden atravesar la atmósfera de la Tierra para afectar físicamente a los seres humanos en la superficie.
En el caso de esta llamarada en particular, fue clasificada como X9: la clase X denota las llamaradas más intensas, y el número se refiere a la fuerza.
Así, según esa clasificación, se convirtió en la llamarada del Sol dirigida hacia la Tierra más fuerte desde 2017.
Pero lo más increíble fue que, más allá del evento natural, el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA, que observa el Sol constantemente, capturó una impresionante imagen del evento.
Como ya se mencionó, las tormentas solares no causan daño directo a nadie en la Tierra, ya que el campo magnético y la atmósfera de nuestro planeta nos protegen de la peor de estas tormentas.
Sin embargo, cuando se dirigen hacia la Tierra, las tormentas solares pueden crear una gran perturbación en el campo magnético de nuestro planeta, llamada tormenta geomagnética, que puede producir efectos como apagones de radio, cortes de energía y hermosas auroras.
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