En 1995, los astrónomos confirmaron por primera vez el descubrimiento de una enana marrón, un cuerpo demasiado pequeño para ser una estrella y demasiado grande para ser un planeta.

Sin embargo, ahora los investigadores le han dado un nuevo vistazo a esa enana y han descubierto que, en realidad, no es una sola unidad, sino dos: ambas orbitan una cerca de la otra mientras, al mismo tiempo, orbitan alrededor de una pequeña estrella.

Los descubrimientos, que se realizaron gracias a telescopios en Chile y Hawái, mostraron que estas dos enanas marrones están gravitacionalmente unidas entre sí en lo que se llama un sistema binario, una disposición comúnmente observada entre las estrellas.

Así, la enana marrón que hace tres décadas se llamaba Gliese 229B ahora se reconoce como Gliese 229Ba (tiene una masa 38 veces mayor que el planeta más grande de nuestro Sistema Solar, Júpiter), y Gliese 229Bb, con una masa 34 veces mayor que Júpiter.

Un sorprendente descubrimiento

Ambas enanas marrones se encuentran a 19 años luz de nuestro Sistema Solar, en la constelación de Lepus.

Este tipo de objetos binarios son una rareza: ambas orbitan entre sí cada 12 días a una distancia de solo 16 veces la separación entre la Tierra y la Luna.

Las enanas marrones no son ni una estrella ni un planeta, sino algo intermedio, por lo que podrían considerarse aspirantes a estrellas que, durante sus etapas de formación, no alcanzaron la masa necesaria para encender la fusión nuclear en su núcleo; y eso es justamente lo que las hace más masivas que los planetas más grandes.

Hasta el descubrimiento de Gliese 229B, la existencia de enanas marrones solo se había planteado como hipótesis. Pero había anomalías en Gliese 229B, como por ejemplo que su masa se midió en aproximadamente 71 veces la de Júpiter.

En este sentido, el astrónomo Jerry Xuan consideró que esto último “no tenía ningún sentido, ya que un objeto de esa masa sería mucho más brillante que Gliese 229B”.

“De hecho, algunos modelos predicen que los objetos con masas superiores a 70 masas de Júpiter fusionan hidrógeno y se convierten en estrellas, lo que claramente no estaba sucediendo aquí”, agregó.

Por ello, se continuó investigando todos estos años y las nuevas observaciones fueron capaces de discernir dos enanas marrones separadas que orbitan alrededor de un tipo común de estrella llamada enana roja, con una masa de aproximadamente seis décimas partes de la de nuestro Sol.

Si bien ambas enanas marrones son más masivas que Júpiter, su diámetro es en realidad más pequeño que el del planeta gigante gaseoso porque son más densas.

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