La Fuerza Espacial de EE.UU. está avanzando con un programa comercial para satélites militares, diseñado para aprovechar los recursos del sector privado con fines de seguridad nacional. Este esfuerzo, conocido como la Reserva Espacial de Aumento Comercial (CASR, por sus siglas en inglés), permitiría a los militares utilizar activos comerciales del espacio, como satélites y sistemas de comunicación, en situaciones de crisis o emergencias.

La elaboración del plan comercial para los satélites militares

“Seguimos recibiendo comentarios de la industria”, explicó el coronel Richard Kniseley, responsable de la Oficina Espacial Comercial del Comando de Sistemas Espaciales.

La oficina de Kniseley está evaluando más de 80 propuestas de compañías tras una reciente solicitud de información, lo que demuestra el creciente interés del sector, aunque también las inquietudes sobre la estructura del programa. “Las empresas han solicitado un mecanismo de retroalimentación para resolver los problemas mientras ajustamos el lenguaje”, indicó Kniseley en una entrevista con SpaceNews.

El programa operaría mediante contratos prenegociados con empresas comerciales, asegurando que el gobierno estadounidense tenga acceso prioritario a la infraestructura espacial cuando sus propios sistemas no sean suficientes. Estos acuerdos proporcionarían acceso a servicios como comunicaciones por satélite o monitoreo de desechos espaciales en momentos críticos.

Contar con una reserva de satélites comerciales resultaría esencial a medida que las operaciones militares se vuelvan más dependientes de estos sistemas. El Pentágono y las agencias de inteligencia anticipan que los satélites militares serán un objetivo para los adversarios mediante ciberataques o guerra electromagnética, con el fin de interrumpir las capacidades de EE.UU.

Construcción de alianzas con el sector privado

Kniseley subrayó la importancia de establecer estas alianzas antes de que sean necesarias, “para que los sistemas comerciales estén, en cierto modo, integrados con las redes militares”. Esta planificación facilitaría una transición más fluida si los servicios comerciales fueran requeridos en una situación de emergencia.

En los próximos meses, algunas de las empresas interesadas en el CASR participarán en ejercicios militares y simulaciones de guerra espacial, lo que ayudará a perfeccionar cómo funcionaría la reserva en escenarios reales. “Estamos organizando nuestro propio juego de guerra CASR en la región de la capital nacional a principios del próximo año”, confirmó Kniseley.

Los primeros contratos probablemente se enfocarán en servicios de concienciación situacional en el dominio espacial, donde las compañías privadas ofrecerían herramientas para monitorear la actividad orbital (seguimiento de satélites, desechos y amenazas). Otra prioridad es asegurar los servicios de comunicaciones satelitales en la región del Indo-Pacífico, un área estratégica clave donde las comunicaciones espaciales confiables podrían ser determinantes en un conflicto futuro.

Nuevos contratos con menor regulación

Uno de los principales retos para finalizar los acuerdos CASR ha sido la preocupación de la industria respecto a las cláusulas de “denegación de servicio”. Según estas disposiciones, las empresas contratadas por el Departamento de Defensa podrían verse obligadas a interrumpir el servicio a otros clientes si el gobierno activa la reserva comercial en un conflicto. Por ejemplo, el Departamento de Defensa podría solicitar acceso prioritario sobre clientes comerciales en caso de necesidad militar.

Para mitigar estas preocupaciones, la Fuerza Espacial está considerando vincular las restricciones de denegación de servicio a la lista de sanciones de EE.UU. Esto limitaría dichas restricciones a las entidades sancionadas, lo que mantendría estas medidas dentro del marco legal y, al mismo tiempo, reduciría el riesgo de perjudicar a otros clientes comerciales. “Estamos trabajando con la política espacial del Departamento de Defensa para definir cómo será esto”, señaló Kniseley, agregando que equipos legales y compañías de seguros privadas también están participando en estas discusiones.

Los primeros contratos del CASR no abordarán todos los problemas planteados por la industria, como la denegación de servicio o la compensación por satélites dañados en conflictos bélicos. “Sabemos que queda más trabajo por hacer, especialmente en lo referente a la gestión de contratos existentes y la protección financiera”, afirmó Kniseley. No obstante, la Fuerza Espacial planea incorporar a los primeros miembros del CASR a principios del próximo año y seguirá ajustando el programa conforme se implemente.

El apoyo del Congreso a los planes de la Fuerza Espacial

Kniseley también destacó que los distintos servicios requerirán diferentes estructuras contractuales. “No es una solución única para todos. Adaptaremos los acuerdos a los requisitos específicos de la misión y las capacidades de cada empresa”.

Los comités del Congreso han respaldado el CASR, aunque han solicitado estudios sobre la protección financiera para las empresas cuyos activos puedan ser dañados durante los conflictos.

La Fuerza Espacial ha adoptado un enfoque gradual, según Kniseley. Los primeros contratos no incluirán todas las disposiciones previstas, ya que el ejército continúa ajustando los términos relacionados con las restricciones de servicio y la remuneración de los proveedores. A pesar de estos desafíos pendientes, se espera que el programa comience a admitir a sus primeros miembros comerciales a principios de 2025.

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