Tras el histórico triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, una de las grandes cuestiones es qué rol ocupará Elon Musk en el gobierno del líder republicano.
Cabe recordar que Musk fue uno de los principales aportantes de la campaña de Trump, además de que lo ha defendido a través de decenas de publicaciones en su red social X.
Musk, quien bailó en el escenario en un mitin de Trump con una camiseta de “Occupy Mars” en octubre, gastó US$ 119 millones en la candidatura de Trump.
Por ello, muchos creen que, tras la victoria del magnate, el sueño de Musk de transportar humanos a Marte se convertirá en una prioridad nacional a partir de ahora.
Por un lado, se espera que el programa Artemisa de la NASA, que tiene como objetivo utilizar el cohete Starship de SpaceX para poner humanos en la Luna (como campo de pruebas para misiones posteriores a Marte), se centrará más en el Planeta Rojo bajo Trump.
Incluso, muchos se atreven a proyectar que podría realizarse alguna misión no tripulada a Marte en lo que queda de esta década.
En septiembre, el propio Musk dijo que la Luna era una “plataforma de lanzamiento” para su objetivo final de llegar al Planeta Rojo.
Además, dijo que planea lanzar unas cinco misiones Starship no tripuladas a Marte en los próximos dos años: “Si todas ellos aterrizan sin problemas, las misiones tripuladas serán posibles dentro de cuatro años. Si encontramos dificultades, se pospondrán otros dos años”.
Trump lanzó el programa Artemisa en 2019 durante su primer mandato, política que se mantuvo bajo la gestión de Joe Biden, además de que fue quien creó la Fuerza Espacial de Estados Unidos.
Según diversas fuentes, a partir de la asunción de Trump, la NASA probablemente favorezca los contratos espaciales de precio fijo, que transfieren una mayor responsabilidad a las empresas privadas, y reduzca los programas por encima del presupuesto que han tensado el programa de Artemisa.
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