Este jueves, un nuevo misil balístico ruso de alcance intermedio golpeó a las fuerzas ucranianas en la ciudad de Dnipro tras alcanzar una velocidad máxima superior a los 13.000 kilómetros por hora y recorrer su trayecto en unos 15 minutos desde el lanzamiento. Ante esto, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, declaró que Moscú atacó una instalación militar ucraniana con este nuevo misil “Oreshnik”, al que describió como un mensaje para disuadir a Occidente de apoyar militarmente a Ucrania.
El ataque del nuevo misil ruso
El ataque ocurrió mientras el conflicto en Ucrania se acercaba a su tercer año y el país utilizaba misiles de largo alcance proporcionados por sus aliados occidentales para atacar objetivos dentro de Rusia.
“El tiempo de vuelo de este misil ruso desde su lanzamiento en la región de Astracán hasta su impacto en Dnipro fue de 15 minutos”, explicó la Dirección General de Inteligencia (HUR) del ejército ucraniano en un comunicado.
Putin advirtió el jueves que la guerra en Ucrania estaba escalando hacia un conflicto global, responsabilizando a Estados Unidos y Gran Bretaña por permitir que Ucrania atacara más profundamente en territorio ruso con sus misiles. En respuesta a estas acciones, Rusia lanzó un “Oreshnik”, uno de sus misiles intermedios más avanzados, contra una instalación de defensa en Dnipro.
Dnipro alberga la empresa de misiles y cohetes espaciales Pivdenmash, conocida en Rusia como Yuzhmash. Según Putin, el “Oreshnik” es un misil balístico hipersónico capaz de viajar a 10 veces la velocidad del sonido, lo que lo hace prácticamente imposible de interceptar. Fuentes rusas informaron que su alcance es de 5.000 kilómetros, suficiente para cubrir la mayor parte de Europa y la costa oeste de Estados Unidos.
¿Cómo es el misil Oreshnik?
El arma parece estar equipada con múltiples vehículos de reentrada independientes, es decir, ojivas separadas capaces de alcanzar diferentes objetivos. Anatoly Matviychuk, analista militar ruso, afirmó que puede transportar entre seis y ocho ojivas, convencionales o nucleares, y que probablemente ya está en servicio, según Yuri Podolyaka, un influyente bloguero militar prorruso nacido en Ucrania.
El Pentágono indicó que el misil lanzado por Rusia se basa en el “RS-26 Rubezh”, un misil balístico intercontinental móvil y de combustible sólido desarrollado desde 2008. Estados Unidos había abandonado el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) en 2019, alegando violaciones por parte de Rusia, quien negó las acusaciones. En ese momento, se señaló que Rusia estaba desarrollando un misil de crucero terrestre, conocido como 9M729, distinto al RS-26.
Vadym Skibitsky, viceministro de Defensa de Ucrania, señaló que el arma podría pertenecer al complejo de misiles Kedr, asociado con el sistema Oreshnik y probado por primera vez en junio de 2021. Según Skibitsky, Rusia podría tener al menos 10 misiles adicionales de este tipo en fase de pruebas antes de iniciar su producción en masa, según informó Ukrinform.
¿Podría EE.UU. detectar rápidamente un ataque ruso con misiles hipersónicos?
Estados Unidos cuenta con una red de sensores y satélites para detectar, rastrear e identificar lanzamientos de misiles balísticos, incluyendo el IRBM ruso disparado contra Ucrania. Seis satélites SBIRS en órbita geoestacionaria, junto con otros de órbita más baja, trabajan con sensores para detectar el lanzamiento de misiles en cuestión de segundos, desde armas simples hasta complejos ICBM, según explicó William Alberque, investigador del Centro Henry L. Stimson.
Estos sistemas, apoyados por radares terrestres en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, determinan características como el tipo de misil, su trayectoria y posible punto de impacto. Sin embargo, tras el ataque a Dnipro, no se consideró una amenaza nuclear, ya que no hubo indicios de movimiento de ojivas ni de actividad por parte de la 12.ª Dirección General del Ministerio de Defensa de Rusia, que controla el arsenal nuclear del país.
Desde los años 50, los sistemas de alerta temprana han evolucionado para detectar misiles, inicialmente con radares terrestres y, más recientemente, con sofisticados satélites. La Fuerza Espacial de Estados Unidos está desarrollando un programa de 15 mil millones de dólares llamado Next Generation Overhead Persistent Infrared, que incluirá satélites avanzados geoestacionarios y polares previstos para 2025 y 2028, respectivamente.
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