Hace un tiempo, China lanzó los primeros satélites de su constelación Guowang, pero el secretismo y la falta de transparencia en torno al proyecto de telecomunicaciones generan dudas en la comunidad internacional sobre su verdadero propósito.
El programa Guowang: Entre la conectividad global y la controversia
Guowang, traducido como “Red Nacional”, es un ambicioso proyecto de megaconstelación satelital desarrollado por el gigante asiático, a través de la empresa nacional SatNet.
Su objetivo es establecer una red global de conectividad por satélite que compita con iniciativas similares, como Starlink de SpaceX y la británica OneWeb.
La propuesta china, que incluyó un esquema inicial de 13.000 satélites, fue anunciada en 2020. Como resultado, el 16 de diciembre de 2024 se lanzaron desde el puerto espacial de Wenchang los primeros 10 ejemplares, utilizando un cohete Long March 5B.
Por otro lado, un nuevo grupo de satélites de origen no identificado llegó recientemente a Wenchang, según informó la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China.
El “grupo de órbita baja para internet satelital 02”, como se los conoce, no está oficialmente vinculado a Guowang. Sin embargo, supuestas insignias de misión filtradas sugieren que el lanzamiento será para SatNet.
Preguntas sin respuesta: ¿Cuáles son los aspectos de este despliegue que generan desconfianza?
El tamaño y la masa de los satélites son desconocidos y, aunque se sí se sabe la altura de su órbita, se omiten detalles cómo la inclinación orbital.
Además de la falta de transparencia, el hecho de que solo se hayan lanzado 10 satélites a bordo del cohete Long March 5B, la opción más potente del imperio del Centro para lanzamientos a órbita baja, también plantea interrogantes.
¿Innovación tecnológica o estrategia geopolítica?
En 2022, tras la invasión rusa de Ucrania, el periódico militar oficial chino Liberation Army Daily acusó a Starlink de proporcionar más que comunicaciones para ayudar a la respuesta ucraniana. También sugirió que estos satélites pueden llevar cargas útiles de reconocimiento, navegación, y meteorología para mejorar las capacidades militares de combate de Estados Unidos, además de incriminar a este país de usar el espacio comercial para fines militares.
Este contexto, junto con el secretismo, plantea la posibilidad de que los satélites Guowang sean más grandes para incluir cargas útiles adicionales a las de comunicaciones, lo que justificaría los esfuerzos por ocultar la información.
Victoria Samson, directora de Seguridad y Estabilidad Espacial en la Fundación Secure World, comentó que “es posible que la constelación china esté diseñada para fines más allá que internet espacial”.
Sin embargo, agregó que “también es posible que hayan tenido problemas técnicos para preparar los satélites para el vuelo”. Si las unidades no son lo suficientemente pequeños como para apilarse, como ocurre con los Starlink, estaría justificado el exceso de espacio y empuje requeridos para la puesta en órbita.
Samson también destacó que la constelación asiática opera en altitudes similares a las de OneWeb, en órbitas con apogeos entre 1.114 y 1.127 kilómetros, y perigeos entre 1.098 y 1.112 kilómetros.
Sin embargo, la envergadura de la británica es considerablemente menor, ya que apenas supera los 600 ejemplares. En contraste, Starlink opera en órbitas distribuidas en capas, entre los 340 y 1.200 kilómetros, con casi 7.000 satélites activos y un total proyectado que supera los 40.000.
Una segunda incógnita: la creciente congestión en el tráfico espacial
Además de Guowang, el gigante asiático cuenta con una segunda constelación de internet en despliegue: Thousand Sails, también conocida como Qianfan o G60 Starlink, con sus primeros 18 ejemplares puestos en órbita en agosto de 2024 y 14.000 proyectados.
Es así que la falta de transparencia también podría tener repercusiones en la gestión del tráfico espacial. La incorporación de las dos constelaciones asiáticas junto con la gran constelación estadounidense intensifica la necesidad de una mayor coordinación y comunicación.
En este sentido, Samson afirmó que es necesario que Estados Unidos y China establecieran líneas de comunicación sólidas para garantizar la seguridad del vuelo espacial y un entendimiento compartido de lo que se considera un comportamiento responsable, evitando así conflictos involuntarios debido a acercamientos no planificados entre sistemas orbitales.
El impacto de la opacidad en la seguridad y confianza de las megaconstelaciones
Queda por ver si el próximo lanzamiento de Guowang revelará nuevos detalles. Hasta entonces, la falta de información seguirá siendo un obstáculo para comprender el verdadero propósito de este despliegue, que podría impactar la conectividad global, la órbita baja terrestre, la gestión del tráfico espacial y la geopolítica.
Aunque no es ilegal mantener ciertos aspectos de desarrollos y tecnologías espaciales en secreto, la falta de claridad genera inquietudes sobre su impacto en la seguridad internacional.
Si bien China tiene el potencial de transformar las telecomunicaciones, el éxito de este proyecto dependerá de cómo maneje los desafíos técnicos y de cooperación internacional. La opacidad genera desconfianza, especialmente si se sospecha de fines militares o de espionaje.
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