Según Blue Origin, su cohete New Glenn volverá a volar dentro de unas pocas semanas.
El New Glenn, de 98 metros de altura, voló por primera vez el 16 de enero. Y el despegue fue un éxito, ya que la etapa superior transportó con éxito su carga útil a la órbita terrestre.
La única mala noticia de aquella jornada fue que el propulsor de primera etapa no logró aterrizar en un barco en el mar. Sin embargo, la realidad es que un aterrizaje exitoso en el vuelo debut hubiese sido una noticia casi sin precedentes.
En aquella oportunidad, los motores del propulsor parecían estar funcionando bien durante la secuencia de aterrizaje, pero “no pudimos hacer que todo saliera bien del motor desde los tanques. Y por eso creemos que entendemos cuáles son los problemas”, dijo el CEO de Blue Origin, Dave Limp.
En este sentido, describió los problemas como “una combinación de un par de cosas”, aunque no dio detalles al respecto.
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“Blue Origin está realizando algunos cambios en el segundo refuerzo de New Glenn para aumentar las posibilidades de éxito en el aterrizaje”, agregó Limp.
Además, aseguró que “las modificaciones no son complicadas. No creo que vaya a retrasar nuestro camino hacia el vuelo. Creo que todavía podemos volar a finales de la primavera (de EE.UU.)”.
Blue Origin aún no ha anunciado qué carga útil volará en el segundo lanzamiento de New Glenn. Limp dijo que la compañía “todavía está buscando oportunidades”.
Sin embargo, ya se sabe que el New Glenn volverá a volar. “Si llegara a ser así y solo tuviéramos que volar un simulador de masas, volaremos un simulador de masas”, aseguró Limp.
New Glenn puede transportar 50 toneladas (45 toneladas métricas) de carga útil a la órbita terrestre baja (LEO).
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