Que una nueva carrera espacial ha comenzando no es ninguna novedad, aunque muchos aún no saben cuál es el objetivo de la misma. Por ello, siempre es bueno recordar el rol de la nave Prospector, una pieza clave que impulsó la actual carrera hacia la Luna.

Específicamente, Prospector descubrió que hay agua en el satélite natural, lo que ha fomentado la idea de crear una base permanente allí para aprovechar esas reservas de hielo.

¿Desde cuándo se sabe que hay agua en la Luna?

El descubrimiento se dio a conocer el 5 de marzo de 1998, cuando la sonda lunar Prospector de la NASA confirmó la presencia de agua helada en los cráteres de ambos polos de la Luna.

Prospector, lanzada el 7 de enero de ese año, orbitó la Luna durante casi 19 meses para mapear la composición de su superficie y buscar hielo polar.

La sonda realizó dicho descubrimiento gracias a su instrumento espectrómetro de neutrones que detectó hidrógeno, que se supone que se encuentra en forma de agua.

Según la sonda, una gran cantidad de hielo de agua, posiblemente alrededor de 300 millones de toneladas métricas, se mezcló con el regolito en cada polo.

¿Por qué es importante crear una base en la Luna?

En el caso de que se pueda establecer una base en la Luna, esta serviría para reabastecer a las naves de cara a otros viajes, como hacia Marte.

Además, teniendo en cuenta que la fuerza de gravedad del satélite es casi 6 veces menor a la de la Tierra, esto les permitiría a los cohetes utilizar mucho menos combustible para despegar.

El hielo en la región también podría ser una fuente de agua potable para la exploración lunar y ayudaría a enfriar los equipos. Además, podría descomponerse para producir hidrógeno como combustible y oxígeno para respirar.

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