La vida en el espacio no es solo flotación y vistas impresionantes de la Tierra. Detrás de cada misión hay una serie de desafíos técnicos y adaptaciones que los astronautas deben afrontar. A continuación, presentamos diez aspectos sorprendentes y poco conocidos sobre su día a día en microgravedad.
1. El cuerpo humano cambia en microgravedad
Sin la fuerza de gravedad que actúa constantemente sobre ellos, los astronautas experimentan una redistribución de fluidos que causa hinchazón facial y la reducción del volumen sanguíneo.
Además, pueden crecer hasta 5 cm más debido a la expansión de los discos intervertebrales.
2. Pérdida ósea y muscular acelerada
Los astronautas pierden entre un 1% y 1,5% de masa ósea por mes en el espacio, un proceso llamado osteopenia espacial. Para contrarrestarlo, deben realizar al menos dos horas diarias de ejercicio con equipos de resistencia y bicicletas estacionarias adaptadas.

3. No se puede llorar como en la Tierra
Las lágrimas en microgravedad no caen, sino que se acumulan en forma de esferas sobre los ojos, lo que genera molestias. Para limpiarlas, los astronautas suelen usar pañuelos absorbentes.
4. La comida pierde sabor
Debido al desplazamiento de fluidos hacia la cabeza, los astronautas experimentan congestión nasal crónica, lo que afecta su sentido del gusto. Prefieren comidas altamente condimentadas como salsas picantes y alimentos salados.

5. El tiempo se percibe diferente
La Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) orbita la Tierra a 28.000 km/h, lo que hace que los astronautas vean 16 amaneceres y atardeceres cada día.
Para mantener un ciclo de sueño regulado, siguen un horario basado en el Tiempo Universal Coordinado (UTC) y utilizan lámparas de luz azul para simular un ritmo circadiano normal.
6. Baños sin gravedad
En ausencia de gravedad, el agua y los desechos no caen. Los astronautas usan un sistema de succión para la orina y un inodoro con flujo de aire para los residuos sólidos, que luego se almacenan en contenedores herméticos o se eliminan en naves de reabastecimiento desechables.

7. Los astronautas pierden olfato y oído temporalmente
La congestión generada por la redistribución de líquidos reduce el olfato. Además, el ruido constante en la ISS, que ronda los 60 dB (similar a una oficina), puede causar fatiga auditiva y estrés.
8. Dormir en microgravedad es un reto
Sin una superficie firme, los astronautas duermen en sacos de dormir sujetos a las paredes.
Sin la sensación de peso sobre el cuerpo, algunos tienen dificultades para conciliar el sueño o experimentan sueños vívidos y desorientadores.

9. El fuego se comporta de manera extraña
En la Tierra, las llamas son alargadas debido a la convección del aire caliente.
En el espacio, las llamas son esféricas y consumen oxígeno de forma diferente, lo que obliga a diseñar protocolos de seguridad específicos para incendios.
10. Regresar a la Tierra requiere rehabilitación
Tras misiones prolongadas, los astronautas experimentan mareos, pérdida de equilibrio y debilidad muscular. Pueden tardar semanas o meses en recuperar completamente su densidad ósea y la capacidad de mantenerse en pie sin dificultad.
Estos datos resaltan cómo la vida en el espacio es un desafío constante que requiere adaptación, tecnología avanzada y una rigurosa preparación para garantizar la salud y seguridad de los astronautas en misiones espaciales prolongadas.
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