En los últimos años, la exploración de Marte ha dado giros sorprendentes que desafían nuestra visión tradicional del Planeta Rojo.
Tres investigaciones recientes aportaron evidencia reveladora sobre la historia acuática y la estructura interna de Marte. Los estudios invoucran un meteorito centenario, los datos del rover Mars InSight y las ondas sísmicas del planeta.
Estos hallazgos no solo reavivan la esperanza de comprender el pasado de un mundo que alguna vez fue húmedo, sino que también plantean interrogantes sobre la evolución y formación del propio planeta.

El legado del meteorito Lafayette: Agua en Marte hace 742 millones de años
El meteorito Lafayette, una roca de piroxenita de origen marciano, fue objeto de un meticuloso estudio en la Universidad de Purdue.
Descubierto en 1931 en un cajón de la institución, este fragmento permitió determinar la presencia de agua líquida en la superficie del Marte del pasado.
Según un estudio publicado en Geochemical Perspective Letters, las marcas minerales resultantes de su interacción con el agua indican que, al menos hace 742 millones de años, hubo lagos o ríos en el planeta rojo. Este hallazgo se produce en paralelo con la explosión cámbrica terrestre, un periodo en el que la biodiversidad marina se expandía de manera notable.
Lo que resulta particularmente intrigante es que, a pesar de la aparente aridez actual de Marte, la piroxenita sugiere episodios de actividad hídrica. Estos eventos podrían haberse originado por el derretimiento del hielo subsuperficial debido a la actividad magmática, creando condiciones más benignas en su superficie.

El agua de Marte oculta en las profundidades: Hallazgos del rover Mars InSight
Si la superficie de Marte guarda huellas de un pasado líquido, el interior del planeta podría esconder aún más secretos.
Utilizando datos recogidos por el rover Mars InSight, investigadores ha identificado vestigios de agua líquida a decenas de kilómetros bajo la corteza marciana.
Estos estudios, presentados en Proceedings of the National Academy of Sciences, revelan que, mientras la mayor parte del agua que una vez fluyó libremente en la superficie se ha perdido o congelado, parte de ella pudo haberse infiltrado en grietas y fracturas profundas entre las rocas.
El análisis de las variaciones en las ondas acústicas, originadas por la actividad sísmica –los llamados “martemotos”–, permitió modelar la distribución y densidad de materiales en el interior de Marte.
Utilizando modelos geofísicos similares a los empleados en la exploración de acuíferos terrestres, los científicos concluyen que estos reservorios subterráneos de agua son difíciles de explotar para una eventual colonización. Sin embargo, son cruciales para entender la evolución climática y geológica del planeta.

Un núcleo en disputa: ¿Líquido o sólido?
Mientras que la superficie y las profundidades marcianas revelan pistas sobre un pasado líquido, el núcleo sigue siendo un enigma.
Tradicionalmente, se ha pensado que el núcleo de Marte es parcialmente líquido, una característica que explicaría la débil magnetosfera del planeta. Sin embargo, un reciente estudio basado en el análisis de ondas sísmicas, cuyos datos provienen nuevamente del sismómetro del módulo InSight, desafía esta idea.
El informe, publicado en la revista Nature, señala que la velocidad y el comportamiento de dos fases sísmicas sugieren la existencia de un núcleo interno sólido de unos 600 km de diámetro.
Si se confirma esta hipótesis, las implicaciones son profundas. Un núcleo sólido conllevaría que Marte podría haberse formado a partir de materiales similares a los de la Tierra, lo que obligaría a replantear teorías sobre su evolución y la ausencia de un campo magnético global.
Convergencia de evidencias: Hacia una nueva comprensión de Marte
La intersección de estos tres estudios nos invita a repensar la historia del Planeta Rojo.
Por un lado, la evidencia de un pasado acuático robusto se complementa con la detección de reservorios subterráneos que actúan como cápsulas del agua antigua.
Por otro, la revaluación del estado del núcleo marciano puede alterar los modelos de formación planetaria y la explicación de su inusual magnetismo.
En conjunto, estos descubrimientos destacan la complejidad de Marte, un planeta que, a través de nuevas tecnologías y análisis interdisciplinarios, nos ofrece un laboratorio natural para estudiar procesos geológicos y climáticos extremos.
Con futuras misiones –quizás un “Mars InSight 2” equipado con instrumentos de última generación– la ciencia se prepara para desvelar aún más secretos del interior marciano. Así, nos acercamos un poco más a comprender la historia y el potencial de habitabilidad del Planeta Rojo.
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