La posibilidad de detectar naves espaciales alienígenas utilizando ondas gravitacionales parece sacada de un guion de ciencia ficción, pero investigaciones recientes sugieren que esto podría ser posible.
¿Cómo podríamos identificar señales de tecnologías avanzadas, como los motores warp de Star Trek, si realmente existieran? Sorprendentemente, ya contamos con las herramientas para hacerlo, incluso si estos artefactos siguen siendo hipotéticos.
Observando el universo con ondas gravitacionales
Hasta hace poco, los telescopios tradicionales exploraban el universo utilizando diferentes frecuencias de luz, desde rayos gamma hasta ondas de radio.
Sin embargo, en 2015, se inauguró una nueva era en la astronomía con el detector LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory), que no busca luz, sino ondas gravitacionales: ondulaciones en el tejido del espacio-tiempo causadas por eventos cósmicos extremadamente energéticos.
La primera señal detectada, GW150914, provino de la colisión de dos agujeros negros, cada uno con aproximadamente 30 veces la masa del Sol, a 1,4 mil millones de años luz de distancia.
Este descubrimiento no solo confirmó una predicción de la teoría de la relatividad general de Einstein, sino que también abrió la puerta a una nueva forma de explorar el universo.
Desde entonces, las ondas gravitacionales han permitido a los científicos observar eventos cósmicos como fusiones de estrellas de neutrones y agujeros negros. Sin embargo, esta tecnología aún está en sus primeras etapas, y su potencial para revelar fenómenos desconocidos sigue siendo inmenso.
Esto plantea una pregunta intrigante: ¿Podrían las ondas gravitacionales revelar la existencia de naves espaciales avanzadas?
¿Cómo sería la señal de un motor warp?
Los motores warp son un concepto popular en la ciencia ficción. En series como Star Trek, permiten viajar más rápido que la luz comprimiendo el espacio frente a la nave y expandiéndolo detrás.
Aunque esto parece violar las leyes de la física, el físico teórico Miguel Alcubierre propuso en 1994 un modelo matemático para un motor warp utilizando las ecuaciones de la relatividad general de Einstein.
En lugar de mover la nave a través del espacio, el motor de Alcubierre deforma el espacio-tiempo, permitiendo que el objeto “surfee” en una burbuja de espacio comprimido. Esto reduciría la distancia entre dos puntos, permitiendo llegar más rápido sin exceder la velocidad de la luz localmente.
Sin embargo, este modelo requiere materia exótica con densidad de energía negativa para funcionar, algo que no se ha observado directamente en la naturaleza.
Aunque su existencia es especulativa, la física cuántica sugiere que pueden ocurrir violaciones temporales de la energía positiva, lo que deja abierta la posibilidad teórica de que la materia exótica sea real.

¿Cómo se vería una señal de ondas gravitacionales proveniente de un motor warp?
Los investigadores utilizaron una herramienta llamada relatividad numérica para modelar de manera precisa las ondas gravitacionales generadas por diferentes escenarios físicos.
Esta técnica fue clave para identificar fusiones de agujeros negros y estrellas de neutrones.
A diferencia de los objetos astrofísicos conocidos, un motor warp no genera ondas gravitacionales de forma natural mientras se mueve de manera constante. Sin embargo, un evento disruptivo, como el colapso de la burbuja de espacio-tiempo que lo rodea, podría producir una señal intensa.
Este colapso podría ocurrir, por ejemplo, si el campo de contención que mantiene la burbuja estable fallara catastróficamente.
Al simular este escenario, los científicos encontraron que el colapso de la burbuja warp sería un evento extremadamente violento. La energía liberada sería suficiente para deformar el espacio-tiempo en forma de ondas gravitacionales y ondas de energía positiva y negativa.
La magnitud de esta liberación sería tan alta que la tripulación de la nave sería desintegrada por las fuerzas de marea, similar a lo que ocurre cerca de un agujero negro.
¿Podríamos detectarlo con nuestra tecnología actual?
Los resultados de las simulaciones revelaron que, para una nave de aproximadamente 1 km de longitud, la señal generada sería detectable desde nuestra galaxia e incluso desde más allá.
Desde la galaxia de Andrómeda, por ejemplo, la amplitud de la señal sería similar a la sensibilidad de los detectores actuales.
Sin embargo, la frecuencia sería mil veces mayor que el rango que pueden captar hoy en día. Esto sugiere que, si bien nuestros detectores aún no están optimizados para este tipo de eventos, futuras generaciones podrían ser capaces de detectarlos.
¿Qué sigue? Explorando un nuevo horizonte cósmico
Este trabajo representa una prueba de principio, demostrando que es posible modelar eventos más allá de los astrofísicos tradicionales.
Aunque los parámetros del modelo se basan en suposiciones específicas, abre la puerta a futuras investigaciones sobre señales gravitacionales de tecnologías avanzadas, sean de origen natural o artificial.
Los investigadores enfatizan que, al igual que Galileo solo podía observar una pequeña fracción del espectro de luz visible, actualmente estamos explorando solo una banda estrecha del espectro de ondas gravitacionales. Se están desarrollando nuevos detectores como LISA (Laser Interferometer Space Antenna), que explorará frecuencias más bajas, y Einstein Telescope, que mejorará la sensibilidad en las frecuencias actuales.
Estas futuras observaciones podrían revelar fenómenos hasta ahora inimaginables, desde estallidos de materia exótica hasta tecnologías avanzadas de civilizaciones extraterrestres.
Tal vez te interese: Un zumbido pone a competir a toda la comunidad científica