El observatorio espacial europeo Gaia, dedicado al mapeo estelar, entró en su órbita final tras haber recopilado valiosos datos cósmicos durante más de una década.
Desde el Centro Europeo de Operaciones Espaciales, se apagaron los subsistemas de Gaia y se envió a la nave a una órbita de retiro segura.
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En enero, la Agencia Espacial Europea (ESA) finalizó las operaciones científicas del observatorio, ya que las reservas de combustible de la nave estaban casi agotadas. Esto marcó el fin de la recolección de datos de Gaia, pero aún quedaban tareas por hacer para retirar la nave.
El equipo debía trasladar la sonda desde su órbita científica en el Punto de Lagrange 2 del sistema Tierra-Sol a una órbita de retiro alrededor del Sol. Esta nueva posición minimizará las probabilidades de que Gaia se acerque a menos de 10 millones de km de la Tierra durante los próximos cien años.
Aunque el trabajo del observatorio concluyó oficialmente, la misión continuará expandiendo nuestro conocimiento de la Vía Láctea durante mucho tiempo.
Según Johannes Sahlmann, científico del proyecto, “las extensas publicaciones de datos de Gaia son un tesoro único para la investigación astrofísica y afectan prácticamente todas las disciplinas de la astronomía”.
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Gaia se lanzó en 2013 con el objetivo de mapear la Vía Láctea. Cartografió las posiciones de casi 2.000 millones de estrellas, proporcionando un mapa 3D preciso de nuestra galaxia.
Los logros de la misión incluyen el descubrimiento de evidencia de fusiones galácticas, la identificación de nuevos cúmulos estelares, el seguimiento de cientos de miles de asteroides y cometas, y la ayuda en el descubrimiento de exoplanetas y agujeros negros.

El equipo de Gaia publica grandes conjuntos de datos de la misión cada algunos años. Hasta la fecha, se realizaron tres de estas publicaciones, en 2016, 2018 y 2022.
La publicación de datos número 4, prevista para 2026, y los catálogos finales del legado de Gaia, planeados para publicarse en 2030, seguirán dando forma a nuestra comprensión científica del cosmos durante décadas.
Una despedida cósmica
Si bien apagar una nave espacial al final de su misión suena como un trabajo sencillo, poner fin al ciclo de vida de Gaia no fue fácil. Según el operador de la nave, Tiago Nogueira, “las naves espaciales realmente no quieren ser apagadas”.
El observatorio fue diseñado para resistir las condiciones extremas del vuelo espacial, como tormentas de radiación e impactos de micrometeoritos. Para ello, Gaia tiene redundancias integradas para asegurar que pudiera reiniciarse después de una interrupción.
“Tuvimos que diseñar una estrategia de desmantelamiento para desarmar y deshabilitar sistemáticamente las capas de redundancia que protegían a Gaia”, agregó Nogueira. “No queremos que se reactive en el futuro y comience a transmitir nuevamente si sus paneles solares encuentran luz solar.”
La ingeniera de operaciones de vuelo Julia Fortuno se encargó de corromper los módulos del procesador de Gaia para asegurarse de que el software no se reinicie nuevamente.
“Tengo sentimientos encontrados entre la emoción por estas importantes operaciones de retiro y la tristeza de despedirme de una nave espacial en la que trabajé durante más de cinco años”, explicó Fortuno. “Estoy muy feliz de haber sido parte de esta misión increíble.”
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