Entre muchos de los experimentos que la NASA realizó en la Estación Espacial Internacional, se destaca el resultado de uno con ratones en el especio.

Específicamente, un equipo conjunto de ingenieros biomédicos del Instituto de Ciencias Espaciales Blue Marble y biocientíficos del Centro de Investigación Ames de la NASA ha descubierto que la microgravedad afecta principalmente a los huesos que soportan peso. Y lo extraño es que esto no sucede de manera uniforme en todo el esqueleto.

El estudio fue publicado recientemente en PLOS ONE y realizado con ratones a bordo de la EEI. Y su principal conclusión es que flotar en microgravedad hace que los astronautas se enfrenten a una preocupante degradación ósea.

Así, por cada mes que pasan en el espacio, los astronautas pierden cerca del 1% de su densidad ósea. Por ejemplo, una estadía de seis meses equivaldría al deterioro que se sufriría en la Tierra en varias décadas.

En el caso de los ratones, a los 37 días de llegar a la EEI, estos experimentaron una notable degradación ósea específicamente en los fémures, “quedando plagados de grandes agujeros”.

El estudio en los ratones dejó en evidencia el problema al que se enfrentan los astronautas

El estudio con los ratones también demostró que el deterioro se produce desde dentro hacia afuera de los huesos. Esto no coincide con el daño por radiación espacial.

Una posible solución para este problema sería el uso de dispositivos que simulen el levantamiento de pesas. Otra opción sería utilizar cintas de correr con arneses que sujeten al astronauta al suelo.

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