Arrancamos esta segunda edición de Reporte Ad Astra con una noticia que parece sacada de los libros de George R.R. Martin y pasada por una centrifugadora de ADN: el lobo huargo volvió a la vida. O casi.
En realidad, lo que volvió es una versión moderna del lobo terrible, esa criatura legendaria que se extinguió hace unos 10.000 años y que ahora fue parcialmente recreada en laboratorio por una empresa de biotecnología.
Aunque parece el prólogo de una nueva temporada de Game of Thrones, estás leyendo el nuevo Newsletter de Espacio Tech.

¿Un huargo moderno?
Toda esta cuestión suena épica, sí, pero también plantea una pregunta clave: ¿es realmente posible revivir una criatura extinta? Bueno, hay una empresa que está convencida de que sí. Y no es la primera vez que lo intenta.
Colossal Biosciences es una startup con sede en Texas que se volvió famosa por querer resucitar al mamut lanudo. Y como si eso no fuera suficientemente ambicioso, ahora también puso la mira en el lobo terrible (Aenocyon dirus), una especie extinta que medía más de 1,5 metros de largo y contaba con una mandíbula capaz de triturar huesos como si fueran galletitas de agua.
Pero no, no es clonación estilo Jurassic Park. Lo que hizo Colossal fue modificar el genoma de lobos grises modernos para recrear las características físicas del lobo terrible. Desde mayor tamaño y estructura muscular más robusta, hasta pelaje adaptado al frío… y esa presencia imponente que haría sentir orgulloso hasta al mismísimo Jon Snow.
Por ahora, ya nacieron tres cachorros: Rómulo y Remo, en honor a los gemelos fundadores de la ciudad de Roma, y Khaleesi, homenajeando a la Madre de los Dragones.



Tienen apenas seis meses, ya miden casi 1,2 metros de largo y pesan alrededor de 36 kg. Se espera que en la adultez alcancen hasta 1,8 metros y 70 kg, lo que los convertiría en los caninos más imponentes de su tipo.
Según la compañía, este sorprendente avance forma parte de un plan para reconstruir ecosistemas perdidos mediante la reintroducción de especies clave.
Pero seamos sinceros. Cuando alguien dice “revivimos al lobo huargo”, es difícil no imaginar a Ghost corriendo por el Norte, con la mirada seria de quien sabe que el invierno se acerca.
Entre la ciencia y la épica Stark
La criatura que crearon no es un clon exacto del lobo terrible, sino lo que los científicos llaman una versión “neo-dirus”: una especie híbrida construida a partir de ADN de lobo gris moderno, modificado para incorporar rasgos del extinto Aenocyon dirus.
El primer paso de este sofisticado proceso fue secuenciar el genoma del lobo terrible, extraído a partir de fósiles bien conservados hallados en yacimientos como el de La Brea Tar Pits, en California.
Gracias a los avances en genética comparada, los investigadores pudieron reconstruir gran parte del ADN del huargo, identificando qué lo hacía único en términos de fisiología, tamaño, estructura ósea y adaptaciones climáticas.
Después, mediante edición genética con tecnología CRISPR, ese “manual de instrucciones” prehistórico se usó como referencia para modificar genes específicos en embriones de lobos grises.
CRISPR funciona como una especie de tijera molecular, con la que se puede cortar, reemplazar o insertar fragmentos de ADN en ubicaciones muy precisas del genoma.

Así, los científicos identificaron más de 20 genes clave del Aenocyon dirus que fueron activados en el ADN del lobo moderno. El resultado es un organismo que conserva el 99,9% del ADN original, pero expresa las características físicas heredadas del huargo.
La manipulación se hizo en etapas. Primero se seleccionaron los embriones genéticamente editados con mayor viabilidad, que luego fueron implantados en hembras lobo que cumplieron el rol de madres sustitutas. Así nacieron los tres primeros ejemplares de esta nueva línea genética.
Y sin embargo, la noticia se viralizó no por su complejidad genética, sino por su potencial icónico. George R.R. Martin, autor de la saga Canción de Hielo y Fuego, celebró públicamente el logro: dijo que los huargos eran sus criaturas favoritas.

Resucitar al pasado: una hazaña científica con dilemas del futuro
Entre la fascinación que generan estos avances tecnológicos y la cascada de memes que aparecieron en internet tras la noticia, también surge una pregunta polémica entre la comunidad científica. Aparentemente, podemos devolver una especie extinta a la vida, pero ¿deberíamos hacerlo?
Por un lado, varios biólogos advirtieron que este tipo de proyectos pueden desviar fondos de conservación para especies que hoy están en peligro real de desaparecer.
Con el avance acelerado del cambio climático y la destrucción de hábitats naturales, todo indica que el número de especies en peligro de extinsión va a seguir creciendo, no bajando.
Además, nadie tiene muy claro cómo encajaría un “lobo terrible 2.0” en los ecosistemas actuales. ¿Sería compatible? ¿Generaría nuevos desequilibrios? ¿Estamos listos para eso?
Por otro lado, defensores del proyecto argumentan que estas técnicas pueden tener aplicaciones más allá del show científico. Desde rescatar genes perdidos por la domesticación, hasta desarrollar nuevas herramientas para enfrentar el cambio climático.
En definitiva, la cosa está en una zona más bien gris… como el dragón que Daenerys suelta cuando nadie se lo espera. Impresionante, sí. ¿Peligroso? También. ¿Inevitable? Tal vez.

Así como los Stark dijeron “el invierno se acerca”, nosotros te decimos que el futuro ya está acá… y viene con colmillos.
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Nos reencontramos en 15 días con más noticias del universo tecnológico-espacial (y genético, por lo visto)
Dracarys, tripulantes. Hasta la próxima entrega.
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