Sin dudas, el desarrollo de la Inteligencia Artificial es uno de los grandes desafíos del siglo XXI. Sin embargo, muchos temen que esta herramienta afecte un esfuerzo que se lleva desde hace años: la lucha contra el cambio climático.
Principalmente, esto se debe a que el desarrollo de la IA demanda enormes cantidades de energía y agua para los centros de datos.
Pero, aunque esto es un problema real, desde el FMI consideraron que las ganancias económicas de la IA impulsarán la producción mundial. Y estos, a su vez, supearán los costos del aumento de las emisiones de carbono de los centros de datos necesarios para ejecutar modelos de IA.
Un aumento que no será equitativo según el FMI
Según el fondo, gracias a la IA el impulso de la producción mundial será de en alrededor de un 0,5% anual entre 2025 y 2030.
Quizás el gran problema es que esos aumentos de producción no se compartirán por igual en todo el mundo. Por ello, el FMI pidió a los responsables políticos y a las empresas que minimicen los costos para la sociedad en general.
“A pesar de los desafíos relacionados con los precios más altos de la electricidad y las emisiones de gases de efecto invernadero, es probable que las ganancias de la IA en el PIB mundial superen el costo de las emisiones adicionales”, expresó el FMI.
“El costo social de estas emisiones adicionales es menor en comparación con las ganancias económicas esperadas de la IA. Pero, aún así, se suma a la preocupante acumulación de emisiones. Hambre de energía: cómo la IA impulsará la demanda de energía”, alertó el fondo.
Por ejemplo, el informe del FMI analizó el espacio dedicado a los almacenes llenos de servidores en el norte de Virginia. Dicha región tiene la mayor concentración de centros de datos del mundo, la cual ya es aproximadamente equivalente a la superficie de ocho edificios del Empire State.
En este sentido, estimó que las necesidades mundiales de electricidad impulsadas por la IA podrían triplicarse, hasta a alrededor de 1.500 teravatios-hora (TWh), para 2030. Eso aproximadamente sería lo mismo que el consumo actual de electricidad de la India. También representaría 1,5 veces más que la demanda esperada de vehículos eléctricos durante el mismo período.
El problema climático
El FMI estimó que, en el marco de las políticas energéticas actuales, la adopción reforzada de la IA supondría un aumento acumulado mundial de las emisiones de gases de efecto invernadero del 1,2%, entre 2025 y 2030.
Por otro lado, calculó que las políticas energéticas más verdes limitarían ese aumento a 1,3 Gt.
Por lo tanto, utilizando una cifra de US$ 39 por tonelada para cuantificar el coste social de esas emisiones, situó ese coste adicional entre 50.700 y 66.300 millones de dólares.
Esa cifra sería menor que las ganancias de ingresos asociadas con el aumento anual de 0,5 puntos porcentuales al PIB mundial que podría producir la IA.
Analistas independientes dicen que el impacto económico y ambiental de la IA dependerá en gran medida de cómo se use. En particular, esto dependerá de si puede conducir a ganancias de eficiencia en el uso de energía o patrones de consumo generales más sostenibles.
El Instituto de Investigación Grantham sobre el Cambio Climático y el Medio Ambiente dijo que incluso podría conducir a una reducción general de las emisiones de carbono. Esto dependerá de si acelera los avances en las tecnologías bajas en carbono en los sectores de energía, alimentos y transporte.
“Pero es poco probable que las fuerzas del mercado por sí solas impulsen con éxito la aplicación de la IA hacia la acción climática”, advirtió Roberta Pierfederici, investigadora de políticas de Grantham.
“Los gobiernos, las empresas de tecnología y las empresas de energía deben desempeñar un papel activo para garantizar que la IA se utilice de manera intencional, equitativa y sostenible”, sentenció.
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