Esta mañana, exactamente 55 años después del lanzamiento de su primer satélite artificial Dong Fang Hong 1, China volvió a mirar al cielo con ambición renovada. Desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, en pleno desierto del Gobi, despegó con éxito la misión Shenzhou-20, con tres astronautas a bordo rumbo a la estación espacial Tiangong, el laboratorio orbital chino en órbita baja terrestre.
Se trata de la vigésima misión del programa Shenzhou y la decimoquinta tripulada, consolidando la presencia permanente de China en el espacio y preparando el camino hacia misiones aún más ambiciosas, como una futura expedición lunar.
Tripulación y objetivos científicos de Shenzhou-20
A bordo de la Shenzhou-20 viajan tres astronautas de la Agencia Espacial China (CNSA).
Por un lado, el comandante de misión Chen Dong, veterano del espacio con experiencia en las misiones Shenzhou-11 y Shenzhou-14. Luego, Chen Zhongrui, piloto de la Fuerza Aérea China, debutando en órbita. Y, finalmente, Wang Jie, ingeniero aeroespacial, también en su primer vuelo espacial.
El trío permanecerá seis meses en la estación Tiangong, donde realizarán 59 experimentos científicos en campos como biología espacial, física en microgravedad, superconductividad, inteligencia artificial y nuevos materiales.
También están programadas actividades extravehiculares (EVAs) para mantenimiento e instalación de nuevos módulos y sistemas.

Un cohete confiable, una estación en expansión
La nave fue lanzada mediante un confiable cohete Long March 2F, vehículo de dos etapas especialmente adaptado para misiones tripuladas. El sistema cuenta con torres de escape y redundancias para garantizar la seguridad de la tripulación.
En órbita baja terrestre (LEO), la estación Tiangong ya completó su fase de ensamblaje y ahora entra en su etapa de operatividad plena. Su diseño modular permite acoplar nuevas cápsulas, brazos robóticos y experimentos tanto de origen chino como internacional.
De hecho, la Shenzhou-20 llevará a cabo el relevo de tripulación con la misión Shenzhou-19. Regresará el 29 de abril tras medio año en el espacio, con una transición que durará apenas unos días.
Un programa que no se detiene
Desde su primer vuelo tripulado en 2003, China fue desarrollando una arquitectura autónoma que incluye naves espaciales, cohetes, trajes extravehiculares y, desde 2021, una estación espacial modular permanente. Pero el plan no termina allí.
El objetivo a largo plazo es claro: una misión tripulada a la Luna antes de 2030, probablemente en colaboración con Rusia, con quienes China desarrolla la futura estación lunar ILRS (International Lunar Research Station).
A esto se suma una apertura gradual a la cooperación internacional. Pakistán, por ejemplo, ya está seleccionando astronautas para futuras misiones conjuntas, en búsqueda de convertirse en el primer país extranjero en enviar tripulantes a bordo de una Shenzhou.
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